Una Pesada Verdad.

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La primera semana se cumplió y ya había una rutina.

Los Slytherin se llevaban a Severus el primer período de clases y los Gryffindor el resto del día, siempre un intercambio tranquilo y sin enfrentamientos innecesarios.

Ahora estaban en su cuarto en la torre Gryffindor, Remus estaba sentando en su cama leyendo, mientas Peter comía algunas golosinas, James jugaba con una pelotita y Sirius observaba a Severus con especial atención. Severus sólo estaba viendo el nuevo libro que le había dado Malfoy, eran libros sencillos que un infante podía entender, pero verlo tan metido en su lectura le daba ternura. Hacía exactamente los mimos gestos que cuando era más grande: tapar la mitad de su expresión con el libro, cambiar de posición sólo si es necesario, ignorar el mundo a su alrededor y jugando con las orillas de las páginas. Sip, hacían lo mismo, tal vez lo único que no hacía era anotar y comparar.

James vio a Severus, pensando ¿que clase de infante es tan callado y antipático? Claro, sólo podía ser Severus.

Sirius en cámara lenta vio la pelotita con la que James estaba jugando dar en el libro de Severus y rebotar, espantandolo y haciendo que soltarase su libro y viera para todos en busca de peligro.

-¡Prongs!- le regaño Sirius.

-¿Que? Sólo le dí a su libro, además, fue un accidente.

Remus separó la vista del libro y se fijo en que Severus ya no estaba leyendo, si no que estaba paseando la mirada entre James y Sirius, se le veía algo nervioso.

-Chicos.....

-Pudiste lastimarlo y se nos arma una grande- argumento Sirius.

-¡No es de papel! -se defendió James.

-¡Pero es pequeño! ¡Y más frágil!

De repente alguien tocó a la puerta, Peter se levantó y fue a abrirla mientras Sirius y James discutían.

-Hola chicos -entro Lily, pero apenas eso dijo antes de ver la discusión presente.

-¡Nunca antes lo defendiste!

-¡Nunca antes lo habíamos tenido que cuidar!

-¡Soló fue una pelotita!

-¿¡Le aventaste una pelota a Severus!? - se metió Lily a la discusión, y no fue hasta ese momento que ambos merodeadores notaron la presencia de la chica en la habitación.

-¡No se la avente! ¡Fue un accidente! ¡Se me fue la pelota de las manos!

-¡¿Eres jugador de Quiddicht y se te fue una pelota de las manos?! -razonó Lily.

-¡No es cómo si se la hubiera lanzado con fuerza!

-¡Es un niño! ¡Es más frágil!

La discusión fue subiendo de instensidad, cada vez se alzaban más la voz los 3, los dos merodeadores y Evans. Llegando al punto de casi gritarse entre sí.

Los recuerdos de jarrones rompiendose, gritos de sus dos padres, su madre gritando asustadas mientras Tobias sonaba colérico, el escuchar las podridas tablas de madera hacer eco cuando el cuerpo de su madre se estrella contra el suelo, así cómo también el sonido de los golpes y patadas que Tobias le propinaba una vez estuviese ella en el suelo. Tenía que esconderse, ahora. Tobias sólo se entretenía unos poco minutos con su mamá y luego iba contra él. Era peligroso, estaba en peligro, lo iban a lastimar, le iban a golpear.

En el ruido de la pelea se perdió el pequeño sollozo, bueno, eso a James y Lily, pues Sirius alcanzó a voltear para ver de donde provenía antes de que se marcará el fin de la pelea.

-¡CHICOS! -casi rugio Remus, teniendo la total atención de Lily y James- ¡Basta! ¡Miren!

James y Lily voltearon a donde Remus estaba señalado. Sirius sintió el latigazo de culpa y pánico al ver a Severus hecho un ovillo con las rodillas en su pecho y tapándose los oídos mientras lloraba escondido entre la cama de Peter y el buro, intentando hacer el menor ruido posible que llorando a mares, todo su cuerpo estaba temblando y cerraba los ojos con fuerza.

-¿Pero que-? ¿Por qué él...?-James estaba sin palabras, mientra Lily tenía una clara expresión de pena.

Remus se levantó de su lugar y se acercó al infante.

-¿Hey, Snape? -llamó al niño mientras se acercaba para sacarlo de su pequeño escondite, pero cuándo el niño noto su cercanía, uso sus pequeños brazos para cubrirse, cómo si esperase ser golpeado por Remus- ¿¡!? Snape, hey, no te haré daño.

Severus sollozo alejandose más, nadie en el cuarto sabía cómo reaccionar, por primera vez en toda la semana y en la vida, Severus estaba llorando desconsoladamente frente a ellos mientras los veía con inmenso terror en los ojos, Sirius sintió que esa mirada le llegaba a lo más profundo del pecho, cómo una bala. Sí, tal vez llegó a desear ver emociones en Snape pero, en el mondo deseo no tener éxito en que aquel pálido chico no le tuviera miedo. Esa mirada que ahora le dedicaba a él y los demás merodeadores era dolorosa, Snape jamás los había visto con miedo, con ira contenida y frustración, sí, pero con miedo...no. Y no le gustaba nada.

-Lily, inténtalo tú- pidió Remus.

Lily asintió e intentó acercarse a Severus para sacarlo de ahí.

Severus, entre lágrimas, notó una figura femenina y pelirroja acercarse a él, no era seguro, no era mamá, en ese momento todo lo que quería era a su mamá, asegurarse de que estaba bien, que ella lo abrazara y consolora, escuchar su voz decirle que está bien, que está a salvo en los brazos de su mamá aunque era una mentira.

Lily y el resto de los merodeadores se  sorprendieron cuando Severus rechazo el tacto de la pelirroja, pegandose a la pared y sollozando más alto.

Sirius miró el terror en los ojos de Severus, no dejaría que nadie lo recogiera, no quería a nadie que no fuera su mamá, lo sabía, esa mirada de estar buscando un lugar seguro, un confort, y nadie tenía ese confort que Severus buscaba más que su madre. Podrá no ser que Walburga no sea una madre amorosa pero escuchar a Remus y Peter hablar de sus madres con tanto cariño y amor, a eso sumado que la señora Potter lo tenía por hijo, sabía exactamente cómo lucia una mirada de añoro.

Ante la atenta mirada de todos los presentes, Sirius se convirtió en un perro negro. Evans lo sabía, así que no habría gran revuelo. Esta si a 4 patas se acercó a Severus, pensando que tal vez no dejaría que ningúna persona deje que se acerque, pero podría encontrar consuelo en un perro y amigo peludo.

-Padfoot ¿que haces? -inquirió James.

Sirius resoplo cuando estuvo suficientemente cerca de Severus para anunciar su presencia y no espantarla más de lo que ya estaba.

Severus alzó la vista y sólo vio un gran perro negro, le recordaba al pitbull que estaba cerca de su casa, era un perro fornido y de un bonito color café con manchas negras, siempre se dejaba acariciar por su madre y él, mientra que le gruñia y ladraba a Tobias, los perros eran buenos, mantenían a Tobias alejado de ellos.

Mover la cola mientras el pequeño Severus se abrazaba a su cuello fue inevitable para Sirius. Aunque fuera así, se sentía tan bien que el otro lo encontrará reconfortante, causar una reacción en el que era para bien, una que no lo lastimara, sino al contrario, que lo calmara y consolara, quería ser importante para él, alguien a quien no se puede olvidar, y tal vez.....esta era mejor forma.

-Lily....-llamó Remus- tienes mucho que explicar.

-Yo no- fue interrumpida por Remus.

-No me mientas, eh estado leyendo al respecto y Snape presenta varios signos de maltrato, así que sí, tienes mucho que explicar y decir.

Lily vio a James, Peter y luego a Sirius, qué se había acostado para consolar a Severus, que escondía la cara en su pelaje calmandose, sabía que no se zafaria de eso, suspiro y tomó asiento, aquello iba para largo.

Una pequeña broma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora