¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡___________-chan! —mi amigo Eren gritóa mis espaldas, haciendo que por ende me girara deteniendo mi paso.
—Eren —le sonreí ocasionando un sonrojo que me hizo reír levemente—, ¿me buscabas para algo? —pasé mis manos por detrás de mi espalda y las agarré.
—Pues... —titubeó un poco, y no pude evitar pensar que se veía muy tierno—, ¿es verdad de que irás a la Legión de Reconocimiento con Mikasa, Armin y yo?
—Por supuesto —sonrió grande ante mi respuesta—: no puedo dejarlos solos. Además —levanté mi mano izquierda mientras la derecha se iba a mi corazón—, juramos que estaríamos juntos en todo momento y que nos apoyaríamos.
—___________-chan...
—Son lo único que me queda, ¿sí? Desde que mis padres —ambos desviamos la mirada incómodos por el tema—, ya sabes... Así que quiero permanecer a su lado sin importar qué.
—Pero, será muy peligroso —repuso triste y preocupado.
—Ey, ¿desconfías de tu amiga? —me hice la ofendida—. No me has visto en acción, soy como una máquina de matar —sonreí de lado—. Tengo el presentimiento de que seré de las mejores.
—No me quedaré atrás, ___________-chan —sonrió decidido.
—Claro que no, porque si lo haces, tendré que presionarte más y más.
Nos comenzamos a retar con la mirada. No era una rivalidad mala, sino una de amigos y confidentes; nos ayudamos mutuamente y corregimos lo que vemos en el otro, así funciona.
—Eren, ___________ —Mikasa nos llamó interrumpiendo nuestro duelo de miradas—, Armin nos espera para ver a la Legión llegar.
—¡La Legión! —exclamamos al mismo tiempo, nos volteamos a ver—. ¡Llegaré antes! —nos apuntamos—. ¡Deja de arremedarme! —salimos corriendo.
Tal vez sea dos años mayor que ellos, pero actuaba como una niña pequeña. Debido a que mis padres de chica me maltrataban para comportarme como una señorita; esto se debía a que pertenecía a la realeza, nunca quise nacer así, pero yo no elegía cómo y con quiénes nacer. Llegaron a un punto en el que ya no lo soporté más y decidí huir de casa. Escapé del Muro Rose y llegué hasta acá: Shiganshina. Un lugar tranquilo y alejado. Cambié mi apellido pero no mi nombre. ¿Cómo sobreviví a las afueras de los muros? Ya lo he dicho: cuando estoy en acción, soy como una máquina de matar.
—¡Llegué! —nos miramos recuperando el aliento—. No, ¡yo llegué antes! —fruncimos el ceño—. ¡Que yo! ¡No, yo! ¡Armin! —miramos a nuestro rubio amigo quien había estado ahí desde antes, y este solo se encogió de hombros.
—¿S... sí? —sonrió nervioso.
—¡¿Quién llegó primero?!
—E-eh... —jugó con las manos— ... ___________-chan...
