Parte 27-

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En cuanto Alexander se hubo ido Bellatrix cogió a Anna de la mano y subió corriendo a su habitación. Saco su maleta de debajo de la cama y empezó a guardar todo. 

-¿Te vas?-Anna seguía con la mirada a su chica. 

-No Anna,-Bellatrix se acerco a su novia-nos vamos.-le dijo. 

-¿Qué?¿Por qué?-Bellatrix la miró. 

-Tu padre, lo sabe. Sabe lo nuestro.-Anna se quedó muy quieta, parecía que estaba muerta, más de lo normal claro. 

-¿Cómo lo sabes?-Anna paro a Bellatrix. 

-Cuando estábamos abajo, nos a mirado, había odio en su mirada.-la agarró por las manos, y las acarició-Debemos marcharnos muy lejos de aquí. 

-¿Cómo vamos a viajar?-Bellatrix se paró. 

-Deberemos andar. 

-No llegaremos muy lejos, en cuanto salga el sol deberemos escondernos. 

-No, yo te llevaré tapada, confía en mi Anna, por favor.-la desesperación en los ojos de Bellatrix era palpable y Anna aceptó. Corriendo fue a su cuarto y preparó una mochila con un par de cosas. 

A media noche ambas chicas salían por la puerta de atrás del castillo. Bellatrix se aseguró que la puerta quedaba cerrada y ambas comenzaron a caminar. Al amanecer Bellatrix se transformó y cargó a Anna a su espalda, la puso una sabana negra encima y corrió. Gracias a la sabana y a que los arboles no dejaban traspasar mucha luz pudieron caminar también de día. A los dos días escucharon cómo un carruaje se acercaba. Corrieron lo más rápido que pudieron, pero llevaban días sin comer y sin descansar y el carruaje, tirado por dos caballos negros, las alcanzó. 

-Vamos Anna.-gritó Bellatrix desde la rama de un árbol, le dio la mano a la chica y la ayudo a subir. El carruaje paso de largo. Ambas bajaron del árbol pero Alexander las esperaba abajo. 

-¿A dónde crees que te llevas a mi hija?-Bellatrix cubrió a Anna con su cuerpo. 

-Lejos de ti.-Bellatrix gruñó. 

-No eres más que un perro, mi hija debería tenerte de mascota, no de pareja.-Bellatrix le miró desafiante. 

-¿Cómo lo has sabido?-gritó Anna desde la espalda de Bellatrix, que ahora era su barrera de seguridad. 

-Os he seguido todas las noches, he tenido que presenciar cada momento íntimo que habéis tenido.-el rió mirando a Bellatrix y esta apretó las manos en puños, tanto que se produjo sangre.-Hija, ven.-Alexander adelantó su mano derecha-No me hagas esto mas difícil.-Bellatrix apretó a Anna contra ella y esta la abrazó, a Alexander aquel gesto le repugnó y Bellatrix sonrió.-Has deshonrado a nuestra especie, no solo has mantenido relaciones con una lobo, sino que además es una mujer.-Alexander escupió. 

-Yo la amo padre.-dijo Anna, todavía en los brazos protectores de la híbrida. 

-Yo ya no soy tu padre.-Alexander enseñó sus blancos colmillos. 

-Tampoco lo eras antes.-gritó Bellatrix. Alexander le dedicó una mirada llena de odio. Ambos miraron a Anna, que para la sorpresa de su padre y su novia no estaba sorprendida. 

-Yo no tengo nada en aquel castillo, me voy con ella Alexander.-dijo Anna, parecía más mayor, no parecía aquella chica débil que Alexander protegía tanto dentro del castillo. 

-No me habéis dejado otra opción, os mataré a ambas.-Bellatrix retrocedió. 

-Esto no tiene que acabar así Alexander.-Alexander estaba preparado para atacar. Entonces a Bellatrix se le ocurrió algo. Puede funcionar.-se dijo.-Alexander escúchame, se que desde que entré has querido matarme. Te daré el placer de intentarlo. Tu y yo, una pelea cuerpo a cuerpo hasta la muerte.-Alexander se tranquilizó.-Si ganas tú,-Bellatrix siguió hablando-volverás a tener a tu hija y yo estaré muerta. 

-¿Y si ganas tú?-los ojos de Alexander brillaron bajo la luz de la luna. 

-Tu estarás muerto.-es lo  único que dijo la chica. 

-Mañana a media noche en la sala de baile del castillo, te estaré esperando.-y dicho eso Alexander desapareció.

Una vida después de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora