Parte 25-

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La manada empezó a rodear a Anna. Bellatrix se separó de su padre y fue a protegerla. Les enseñó los dientes a todos los allí presentes. 

-Es la hija de Alexander.-dijo uno.

-Está desprotegida sin su padre.-dijo otro. La muchedumbre empezó a impacientarse al ver a Bellatrix en medio de su presa. 

-Quien quiera llegar a Anna tendrá que pasar por encima de mi.-Bellatrix sacó sus garras. La manada se echó hacia atrás. 

-Bellatrix, no lo entiendes.-su abuela se acercó a ella-Si la matamos a ella Alexander se debilitara.

Bellatrix gruñó.-Escuchadme bien, porque os lo voy a decir una vez.-los dientes de Bellatrix empezaron a agrandarse-Quien se atreva a tocar, o solo rozar, a Anna, lo mataré.-sus ojos eran grandes esferas rojas. 

-La sangre de tu madre te ha envenenado la cabeza.-dijo un hombre. Bellatrix lo miró y le saco los dientes. 

Aquel hombre fue a atacar a Bellatrix pero el padre de esta se puso en medio. -¿Qué crees que haces?-el hombre se echó hacia atrás. 

-¡Oh vamos Michael! Tranquilo.-el padre de Bellatrix sacó sus garras. 

-Yo estoy muy tranquilo.-dijo-Nadie tocara a mi hija ni a esa chica.-bajó la voz y se dirigió hacia el hombre de antes-Y como vuelvas a insultar a mi mujer acabaré con tu vida.-aumento de nuevo su tono de voz-Ahora ya podéis volver a vuestras casa.-la manada se dispersó, solo quedaron las dos chicas, la anciana y Michael. 

-Hijo, acabaran echándote de la manada.-dijo la anciana y se marchó. Michael y las dos chicas la vieron partir, después fueron los tres a la casa de Bellatrix donde Isabelle los esperaba. Entraron los cuatro dentro, Michael curo a su hija mientras Isabelle hablaba con Anna. 

-Tardará en cicatrizar, pero no empeorará.-estaban los cuatro alrededor de la chimenea. Bellatrix les contó que ellas dos habían comenzado una relación. Sus padres se sorprendieron. Hubo un silencio tan pesado en la casa que Bellatrix pensaba que se ahogaba. 

-¿Eso te hace feliz, hija?-dijo Michael, a lo que su hija asintió. 

-Siempre supe que acabarías con un vampiro.-dijo su madre. 

-Vampiresa.-la corrigió su marido. Los cuatro sonrieron. Al amanecer el silencio en la casa volvía a ser real, pero esta vez era un silencio tranquilo, de paz. Bellatrix y Anna dormían plácidamente en la cama de Bellatrix, mientras que los padre de esta dormían en el cuarto de al lado.

Una vida después de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora