Una vida después de la muerte.

Parte 6-

Beatriz tragó saliva, aunque estaba convencida de que aquel ser ahora era un poco más pequeño y menos brillante, sentía que en cualquier momento la iba a aplastar y acabar con su existencia. 

-Bueno, -así empezó ella- quiero vivir en el mundo de los cuentos y las leyendas.

-Sabía que no me fallarías. 

Entonces la sala se volvió oscura, y Beatriz sintió como si estuviera cayendo. 

-A partir de ahora vivirás con una nueva familia en un nuevo mundo. Serás producto de una relación prohibida entre una vampiresa y un hombre-lobo, seras una híbrida. Cuando crezcas tus padres te enviarán al castillo del vampiro más importante, donde estudiarás lo más importante de los vampiros. Allí, encontrarás a Anna, protégela. 

Beatriz sintió que dejaba de caer, sentía como si estuviera durmiendo. Quiso gritar y hacer mil preguntas pero no pudo. Notaba cómo su corazón volvía a latir, notaba que su cuerpo volvía a estar vivo. Ya no era un alma, volvía a tener cuerpo. Parecía que solo había estado un par de horas dormida cuando sintió que una luz la daba en la cara, la luz de muchas velas encendidas. Cuando su vista se adecuó a la luz le entraron ganas de llorar, y eso hizo. Pero entonces paró, y vio a un hombre moreno, con los ojos color miel, un hombre fuerte y por lo que parecía alto. En ese momento se miro, volvía a ser un bebe, pero esta vez sabia lo que pasaba. Miro hacia un lado, había una cama y encima de esta había una mujer tumbada rodeada de sangre. Era una mujer delgada y su piel era blanca como la nieve. La mujer abrió los ojos, unos ojos tan negros como la oscuridad. El mundo se paró mientras ellas se miraban. Ella es un vampiro, y el un hombre-lobo.-pensó. Lo había conseguido, estaba allí. había muerto y había renacido como una híbrida. Entonces de su garganta surgió un sonido parecido a una risita. Sus padres se miraron.

-Bellatrix.- la vampiresa había hablado.

Entonces Beatriz lo supo, ese era su nuevo nombre, y le gustaba. Su padre se acercó a la cama con ella todavía en los brazos.

-Es un nombre precioso Isabelle. -¿Isabelle? Así que ese es el nombre de mi nueva madre.