C12 ¡Mi mujer!

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Tal como aquella canción: simplemente amigas, eso acordaron que serían ante el mundo; todo fue muy rápido y la vida de ambas era algo compleja para enfrentar su relación de un día al otro. Pero el amor era innegable, inmenso y maravilloso.

El brillo de los ojos que te da ver a esa persona soñada no se puede esconder entre la multitud, la sonrisa involuntariamente nace y el cosquilleo al estar cerca es incontrolable.

- Buenos días, Mary - saludó Paz - ¿puede llamar a la Dra. Aguilera por favor?

- No hace falta doctora. La está esperando en su oficina.

Paz sonrió emocionada, se moría por verla, pero el corazón quiso salir al saberla ahí, no era un sueño.

Entró despacio y la observó al fin, asomada por el enorme ventanal con un vestido blanco por las rodillas.

- Pareces un ángel - la abrazó por la espalda.

- Amor - se giró y la abrazó fuerte - dime que no te arrepentiste - susurró Dalia con una tierna voz

- Arrepentirme de amar a la mujer más hermosa del mundo ¿enloqueciste?

- Loca de amor creo yo...

La rubia tomó suave el rostro de Paz y dejó un beso tan dulce que la hizo suspirar.

- Podría besarte el día entero - acarició el labio de Dalia con su pulgar.

- y yo muero porque lo hagas. Dime como te fue con los chicos por favor, no pude dormir pensando en eso.

Paz explicó todo con lujo de detalle, el apoyo de Nicole la hizo sonreír, pero aquello de que Irene no renunciaría le dejó un hueco en el pecho.

- No hagas esa carita mi cielo.

- Pero Paz ¿te das cuenta? Va a querer estar detrás de ti, quiere tu perdón - cruzó los brazos algo seria - tal vez lo mejor es que tú aclares todo antes de estar a mi lado.

- Amor, Dalia mírame - entrelazó sus manos estando frente a frente - eres mi sueño, el anhelo más grande de mi vida, no te voy a perder nunca ¿me entendiste?

- Si jefa. Hoy no me has dicho que me amas - alzó pícara una ceja.

- Tienes razón, que feo de mi parte ¿no? - besó la punta de su nariz - la amo doctora linda - besó su mejilla derecha - la amo mujer hermosa - otro beso en la mejilla izquierda - Te amo mi amor.

Sus labios se necesitaban y negarse al sentimiento no era una opción entre aquellas dos. Fue mucho el tiempo en vidas lejos de la soñada por cada una y ahora tenían la felicidad de frente.

Para Paz era un renacer, tocaba el cielo con los pies en la tierra, tener a esa mujer entre sus brazos estaba siendo el sueño imposible más real de su vida; y para Dalia aquella relación representaba la valentía, la lucha por ser ella misma, la certeza de que a su edad y después de tanto sufrimiento qué más daba el qué dirán, su alegría hoy tenía nombre y portaba una hermosa bata blanca como la de ella.

El día transcurría sin preocupación aparente, habían acordado que se verían a la hora del almuerzo y desde allí todo comenzaba a complicarse.

Dalia terminó con su último paciente de la mañana, fue directo al baño del consultorio, retocó su maquillaje y arregló muy bien su cabello, se sentía como una adolescente enamorada que iba en busca de su amor. Como siempre la puerta de la oficina de la Dra. Montalvo estaba un poco abierta y ella al notarlo sonrió.

𝐀𝐍𝐇𝐄𝐋𝐎𝐒 ♀♀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora