El final del día se llenó de esperanzas y de sonrisas a pesar de la adversidad; en ese hogar se respiraba amor y una vez los chicos se fueron, las dos hermosas damas estaban listas para refugiarse en la otra como tanto les gustaba, pero ahora existía esa pequeña integrante que podía generar divertidos o incómodos momentos.
- Me muero del sueño - sonrió Paz saliendo del baño mientras aplicaba crema en sus manos
- ¡Shh! - señaló sus labios en señal de silencio - se durmió al fin ¿te quedas pendiente mientras me baño?
- Lo siento - murmuró - claro que sí, pero antes un beso.
La rubia sonrió tiernamente y la besó muy suave, un enorme abrazo y esa carrera directo al baño mientras Paz observaba la pequeña cachorra en la cama que sus ahora "hermanos" habían escogido, era muy gracioso ver los movimientos que hacía al dormir, para ella también era una nueva sensación, jamás había tenido un animalito a su cuidado y no porque no pudiera, simplemente nunca lo intentó, pero por Dalia se arriesgaba a todo, hasta esa responsabilidad hasta ahora desconocida.
Las luces apagadas, solo las pequeñas lámparas a cada lado de la cama, una suave melodía y ese delicioso aroma a canela que tanto le gustaba a la rubia, Paz tenía un ambiente perfecto para esperarla, no había sido un día sencillo, pero quería consentirla y protegerla.
Al fin la puerta del baño se abrió despacio dejando ver a Dalia con la bata abierta y una corta pijama, le sonrió a su novia y se acercó con cuidado a verificar que todo con la pequeña cachorra estuviera en orden para luego ir directo a la cama donde esos brazos cálidos la esperaban con ansias.
- Mi momento favorito del día - se acurrucó en los brazos de Paz
- ¿Cómo te sientes amor?
- No ha sido un día fácil, tenía mucho miedo y no me gusta; me da rabia paralizarme frente a él, pero no puedo controlarlo - una pequeña lágrima intentó salir
- Eres más fuerte de lo que crees amor, gracias por defenderme de esa manera.
- No sé ni como lo hice, pero puedo asegurar que daría mi vida entera por ti Paz, te amo tanto que me quema aquí - señaló su pecho - gracias por hacerme feliz.
- Es mi misión en la vida - la besó suave - yo te amo mil veces más, eres tan bella, tan mía...
- y tu mía mi cielo - se subió a horcajadas sobre ella
Una sonrisa cómplice de ambas, Paz adoraba verla de esa manera, tan única, tan autentica; cuando pensaba que no podía amarla más Dalia daba esas sutiles jugadas mágicas que la enloquecían.
Las manos de Paz sobre los muslos de la rubia, apretaba firmemente haciendo que las caderas bailaran encima de su cuerpo mientras observaba extasiada la forma en la que se quitaba la blusa de pijama dejando esos divinos pechos al aire, el ambiente se tornaba cálido, un beso pícaro llegó mientras las caderas de ambas chocaban lentamente, era una danza tan seductora que las estaba sacando de este mundo hasta que un pequeño llanto las detuvo.
- No me hagas esto Dalia - cerró fuerte los ojos al ver como su novia se salió rápido de la cama.
- Amor es que está llorando - se colocó rápido la bata y cargó a la perrita abrazándola - ¿será que le pasa algo?
- No lo creo - suspiró agitada mientras se sentaba en la cama - es normal que llore supongo ¿Qué haces amor?
- Tal vez necesite vernos a las dos - se sentó en la cama con la perrita quien divertida comenzó a caminar hasta llegar a Paz - ¿lo ves? Sabe que eres también su mamá - sonrió divertida al ver la escena
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𝐀𝐍𝐇𝐄𝐋𝐎𝐒 ♀♀
RomanceHay amores inesperados, de esos que creemos jamás llegarán. Pero cuándo pisan fuerte en nuestro camino no importará el tiempo ni la razón: solo sucederá. Con 50 primaveras en sus vidas, Paz y Dalia creen haberlo vivido todo; cada una a su manera fue...