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POV TYLOR
Avancé unos pasos con la intención de ir detrás de Conan, pero una mano agarró mi muñeca haciéndome frenar.

-Ni se te ocurra chaval.- Me giré encontrándome de cara con Ryan.

Parecía furioso, el pelirrojo fruncía el ceño e incluso podría jurar que se le oía gruñir entre dientes.

-¿Que?- Dije alzando la voz. -¿Que vas a hacerme?-

-No provoques Becker.- Dijo riendo sarcásticamente.

Aparté con fuerza mi mano para librarme del agarre.

El pelirrojo trató de volver a coger mi muñeca, pero mis reflejos actuaron más rápido empurándole con ira.

Ryan no se lo tomó demasiado bien, y reaccionó dándome un rodillazo en el abdomen, justo bajo el esternón.

Tosí sintiendo como la ansiedad trepaba por mi garganta para dejarme sin respiración.

-¡No me toques!- Grité hacia el quarterback notando como lagrimas rodaban por mis mejillas.

Heather, quien nos observaba desde una cierta distancia, nos interrumpió metiendose de por medio, como siempre hacía.

-Vamos chicos calmaros.- Levantó la mirada hacia mi sorprendiéndose al encontrarme derramando agua por los ojos. -Vamos bebe, no llores.-

Sentí como mis lagrimas parecían arder, la cólera se resguardaba en mis puños cerrados con fuerza, estos se tornaban rojos y los sentía explotar.

-¡No me llames así!- Grité hacia la rubia.

-¿Perdona?- Se sorprendió la ojiverde.

-Que no me llames así, no soy nada tuyo, estoy harto de ti, de vosotros, de esta farsa.- Solté un largo suspiro tras la ultima frase.

Parecía que Ryan iba a volver a abalanzarse sobre mi, pero no le di tiempo, salí de la cafeteria.

Pensé que quizás con un poco de suerte podría encontrarme a Conan por el camino, pero no fue así.

Caminé cerca de su casa, pero no lo encontré, pensé en ir a llamar a su puerta, pero me di cuenta que con la ultima persona que querría hablar, sería conmigo.

Y entendía que fuese así.

Y me odiaba a mi mismo por ello.

Decidí volver a casa, intenté esconder mis emociones, ya que al llegar a casa me esperaban mis padres y mi hermanita y no podía permitir que me vieran mal, ya que me interrogarían y eso desencadenaría a más llanto que definitivamente no podía acabar bien.

Para mi sorpresa, cuando llegué a casa solo se encontraba mi padre.

-¿Y mamá?- pregunté intentando mostrar naturalidad.

-A salido a comprar, y yo pronto me iré a trabajar, vas a tener que quedarte con Paula.- Me informó mi padre.

La verdad es que la idea de cuidar de Paula no me desagradaba, me ayudaría evadirme de todos mis problemas e intentaría pasar un buen rato con ella.

Asentí para que mi padre supiera que lo había escuchado, posteriormente le informe de que me avisara antes de irse y subí a mi habitación.

Sin que me diera cuenta mi hermanita me siguió, Y la pille golpeando mi puerta con tus pequeñas manitas para que la dejara entrar.

-¡Adelante peque!- dije intentando sonreír.

Paula entró tímidamente con una sonrisa en la cara y vino corriendo hacia mí para darme un gran abrazo.

Heather?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora