24

273 27 24
                                    

POV TYLOR
Cuando llegué a casa me encontré con mi madre justo delante de la puerta.

-¿Como ha ido? ¿Se lo has dicho? ¿Como se lo ha tomado? ¡DIME ALGO HIJO!-

No pude evitar carcajearme con fuerza.

-¡Mamá respira!- Dije todavía riéndome. -Ha ido estupendamente, le quiero, me quiere, y mañana todos lo sabrán.- Expliqué orgulloso.

Mi madre se limito a mirarme sonriendo.

Estaba tan emocionado que el hambre se me esfumó.

Me fui a dormir no sin antes enviarle un mensaje de buenas noches a Conan.

Nos despedimos con un "te quiero"

Era nuevo para mi, pero me encantaba, más bien lo que me encantaba era el rizado, pero ese no es el tema.

Fue muy fácil conciliar el sueño, estaba feliz, feliz de verdad.

Conan había sido mi primera vez en muchas cosas, pero la que más me gustaba era el como me hacía feliz.

POV CONAN
En cuanto Tylor se fue mi madre comenzó a interrogarme.

Cuando por fin conseguí zafarme de las incómodas preguntas de mi madre me fui a mi habitación.

Contesté a los mensajes de mi novio y le sonreí al teléfono durante más de diez minutos.

Me sentía en una linea muy muy fina entre la felicidad y el miedo.

Me sentía a rebosar de alegría, parecía que todo iba bien, Tylor me quería, y todavía estaba sorprendido por eso, ¿como podía ser que alguien como él me quisiera?

Aunque me costara creérmelo no era eso lo que más me preocupaba, mañana todo iba a cambiar, y había una linea muy fina entre que todo saliera bien, o que fuera un escandaloso desastre.

No quise darle más vueltas, al fin y al cabo hoy había sido un día muy ajetreado y me encontraba agotado.

Tarde poco en dormirme.

POV TYLOR
Salir del armario, nunca me lo había planteado así, pero en cuanto me desperté y empecé a pensar en ello, me di cuenta de que justo eso iba a hacer hoy.

Iba a mostrarle al mundo que estaba enamorado, que no importaba si fuera un chico, solo importaba que quería a Conan, y que por supuesto, él me quería a mi.

Pantalones pitillo azul claro y sudadera negra enorme, me puse un beanee ya que mi pelo estaba muy alborotado ese día, una chaqueta vaquera y mis deportivas favoritas.

Desayune con mi madre en completo silencio, no le había dicho nada pero era como si lo supiera, como si supiera que hoy iba a ser un día muy importante, y por supuesto como si supiera lo nervioso que estaba.

Terminé y me despedí de mi madre con un beso en la mejilla y de mi hermana con un fuerte abrazo, mi padre ya se había ido a trabajar, sin despedirse.

Fui a por mi mochila y me dispuse a ir a por Conan.

POV CONAN
Mi madre me despertó con un ataque de cosquillas, no importaba los años que cumpliera o la madurez que fingiera alcanzar, ella siempre me iba a tratar como a un niño pequeño.

Me vestí rápido, con unos pantalones anchos muy rotos y un suéter, un suéter muy especial.

Me mire al espejo para asegurarme de que lucía perfecto, pero me pareció que me faltaba algo.

Volví corriendo a mi habitación, pues ya llegaba tarde, abrí el armario y cogí mi beanee negro.

Llamaron al timbre y acabe de lavarme los dientes lo más rápido que pude, cuando baje a la planta principal me encontré con Tylor hablando tranquilamente con mi madre.

Cuando el mayor me vio me saludo con un beso, a lo que respondí sonriendo.

-¡Vais a juego!- Dijo mi madre

El ojiazul levanto una ceja extrañado,

-¿Eh?- Pregunté sin entenderlo.

Mi madre sonrió señalandose la cabeza. -Los gorros.- Se explicó.

Tylor rió y me tendió la mano para que saliéramos de casa ya que íbamos un poco tarde.

POV TYLOR
Caminamos cogidos de la mano, era una buena sensación, me sentía como un adolescente de dieciocho años de verdad, hasta ahora había estado viviendo una vida muy poco parecida a la autentica realidad, y era Conan quien la hacía autentica.

Cuando llegamos al instituto cada uno se fue hacia su clase.

Al llegar a la mía, Ryan y Heather me miraban pero decidí ignorarlos.

Intenté prestar intención a las clases pero estaba demasiado nervioso, las horas pasaron muy rápido y antes de que pudiera darme cuenta el timbre de la hora de comer ya había sonado.

Me levanté rápido rehuyendo de mis dos compañeros que pretendían atraparme.

Fui hacia el lugar donde nos solíamos encontrar el menor y yo, y efectivamente, ahí estaba, doblándose el puño del suéter, ese suéter.

-Hola.- Saludó Conan junto con un pequeño beso.

-Hola.- Respondí yo. -¿Estás listo?- El rizado sabía a lo que me refería.

Asintió y me alargó su mano, la tome con confianza y entramos a la cafetería.

De pronto la respiración se me cortó.

Juraría haber sentido todas las miradas clavadas en nosotros, pronto se escucharon susurros a nuestro alrededor acompañados de miradas muy poco disimuladas.

-¿¡Pero que coño?!- La voz estridente ya conocida de la ojiazul chica me molestó en las orejas.

-Heather cielo, ni te molestes.- Dijo sarcástico Conan.

-¿Estarás bromeando verdad?-Esta vez fue Ryan quien habló. -Creo que te deje muy claro lo que pensaba sobre los maricones como él.- Dijo señalando a Conan.

-Ni te atrevas a decir una sola mala palabra sobre Conan.- Sentía toda la ira acumulándose en mis puños.

-¿Osea que también eres uno de ellos?- Dijo empujándome levemente.

Gente empezaba a rodearnos curiosos, preguntándose entre ellos que sucedía y, algunos otros señalaban el agarre entre las manos del menor y la mía que todavía no soltaba.

-¡Me da igual lo que digas!- Grité muy indignado.

-¿Que te da igual imbécil?- Preguntó Ryan gritando también y empujándome de nuevo.

-¿Como te va a dar igual?- Cuestionó esta vez Heather.

-Me da igual, mucho, ¿y sabéis porqué?- Dije sarcástico.

La rubia rodó los ojos. -Sorpréndenos Tylor.-

-Pues veréis, porqué ya no, ya no tengo miedo de decirlo, con orgullo, que Conan es mi chico, el amor de mi vida, el que cuida a mi hermanita, el que me lleva a su casa para comer con su madre, el que me deja perderme entre sus rizos cuando vemos películas, él es todo eso, y lo sé porque lo conozco, y quiero que me deje conocerlo más, y por culpa de cuatro imbeciles casi me quedo sin todo eso, y hos juro que nunca sentí tanto miedo como cuando pense que lo perdía, tanto, que ese miedo supero al que tenía por admitir que quizas era diferente a los demas, ¿pero sabeis que? Ser diferente no es malo, ahora lo se, y por eso digo que ya no tengo miedo, porque él, sus ojos azabache y sus rizos me han enseñado a ser valiente y no lo cambiaria por nada del mundo.-

Dicho eso me gire hacia el menor para mirarle directamente a sus ojos, que ahora se encontraban llenos de lagrimas.

-Te quiero muchísimo Conan.- Dije sincero.

Y sin pensarlo, entre aplausos y vitoreos por parte de todos los que se encontraban en la sala, cogí el rostro del rizado con las dos manos y lo junté con el mío.

Nos fundimos en un perfecto y compasado beso.

Tan solo él y yo, sin importar nadie más.

Heather?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora