Heather?

11

POV CONAN
Acabamos de despedirnos y entré a casa.

Mis padres no estaban.

Cerré la puerta detrás de mi, dejándome caer y desrizándome hasta quedar sentado en el suelo.

Empecé a reírme a carcajadas.

Parecía que había perdido la cabeza.

Y quizás lo había hecho.

Loco de amor.

No podía ser más feliz en ese momento, ni tan solo era consciente de lo que acababa de pasar.

Y no hacía falta que lo fuera, mañana ya podría reaccionar con tranquilidad, ahora tan solo podía pensar en sus ojos, y sus labios, y la maravillosa tarde que había pasado.

Percibí un aroma que tardé segundos para darme cuenta que procedía de el suéter.

La maravillosa prenda que el mayor me había regalado.

Metí las manos hacia dentro de las mangas dejando sobresalir un trozo de tela .

Dirigí los puños hacia mi nariz inhalando profundo.

Que delirio sentir en mis fosas nasales el aroma todavía reciente de Tylor.

Tras unos segundos respirando en aquel mágico ambiente, sin previo aviso vino a mi mente un reciente recuerdo.

Pase mis dedos indice y pulgar por mis labios intentando reprimir una tonta sonrisa.

Me pasé así unos minutos.

Tratando de recordar el sabor ácido pero agradable de Tylor.

Anhelaba el contacto con tan solo haberlo probado una vez.

POV TYLOR

Cuando lo vi entrar en casa solté un largo suspiro.

¿Como me había atrevido a hacer eso?

Descubrí una parte de mi que no conocía, pero tampoco podía decir que no me gustase.

No me arrepentía para nada de lo que había hecho, lo repetiría sin pensármelo dos veces.

Y vaya si iba a repetirlo...

Mientras volvía a casa no podía parar de pensar en la imagen mental que se me repetía constantemente, el rizado con mi gran suéter a comparación de su pequeño cuerpo, relajándose entre mis brazos tras ese acto de picardía por mi parte.

No sabía como iban a funcionar las cosas a partir de entonces, pero ahora no me podía preocupar por eso.

Debía preocuparme más por como iba a disimular la emoción que reflejaba mi rostro antes de que mi madre empezara a hacer preguntas incomodas.

Todavía tenía el estomago revuelto con mariposas perdidas entre tantas emociones.

Como podía Conan provocarme todas esas cosas.

Por fin llegué a casa y abrí la puerta con sumo cuidado, tratando de hacer el menos ruido posible.

Pero mi madre estaba en la cocina, que quedaba delante de la puerta así que me vio entrar.

-¡Ya estas aquí hijo!- Dijo entusiasmada.

-Hola mamá.- La saludé dejando un corto beso en su mejilla.

-¿Vas a cenar?- preguntó sonriendo.

-No, ya he comido algo en el parque.- Mentí.

Tenía el cuerpo revuelto debido a ese simpatico chico, y no podía comer, en lo único que pensaba era en volver a verle.