Capítulo 16

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Brianna

Un escalofrío recorre mi cuerpo y sé que lo que voy a escuchar no será agradable, en qué clase de problema se metió, y peor aún en qué clase de problema estaré envuelta yo... Ya imaginaba yo, que cruzar el océano solo para ver a su hermana querida, era mucha belleza, él está aquí porque necesita algo, siempre liándola y siempre huyendo.

– ¿En qué lio te metiste Rob?, ¿Qué hicisteee? – grito.

Rob me mira con los ojos lleno de vergüenza y trata de evitar mirarme, pero yo ya no puedo con la incertidumbre...

– Sorella, hablare contigo, pero este chico tiene que irse...

– Yo no me estoy yendo Rob, así que habla porque de aquí no pienso moverme. – responde Alejandro.

– ¡Carajo Brianna dile que se largue tu amiguito!

– Él no se va a ninguna parte, se llama Alejandro y para que lo sepas de una vez, él fue quien me ayudo, el que estuvo ahí cuando paso lo de Maximo, cuando ese bastardo me humillo. Así que déjate de rodeos, siéntate y dime ya.

Los minutos parecen interminables mientras nos sentamos en el sofá, Alejandro se sienta a mí y lado y Rob está sentado frente a nosotros, tiene sus codos en las rodillas y sus manos están sobre su cabeza, no me mira, toma un respiro y comienza...

– Te acuerdas del negocio en el que invertiría, pues lo hice, todo iba bien, iba por buen camino y ya estaba dando sus frutos, ya estaba dando sus ganancias, no era mucho, pero sabía que pronto lograría recuperar la inversión. Empecé a tomar decisiones y algo que creía que era bueno salió mal... y ahí empezaron mis problemas.

– Esta bien entiendo eso, pero que tiene que ver Máximo en todo esto, quieres explicarme por favor.

– Bueno es que la vez que él estuvo en Italia y le conté del negocio el me ofreció su ayuda, pero como sabes yo quería hacerlo por mí mismo, así que lo rechacé... Pero hace unas semanas recibí una llamada suya y me pregunto que como iban las cosas, yo le dije lo que estaba sucediendo, las malas decisiones que había tomado, las deudas que tenía en la espalda y él se ofreció a ayudarme, no vi nada malo en eso, solo sería un préstamo que en cuanto yo me recuperara, devolvería, lo juro.

Lo miro y no puedo más que tirarme hacia atrás, cerrar mis ojos, respirar y tratar de no gritar, siento la mano de Alejandro sobre mi muslo en señal de apoyo, él no dice nada, solo escucha, y la sala está en un silencio sepulcral.

Me acomodo de nuevo en la sala, mi hermano me está mirando y este momento el parece un niño que está esperando el regaño de su mamá.

– ¿Cuánto Rob? – abre grande los ojos y aprieta los labios.

– Sorella, iré a hablar con él y todo se va a resolver, lo prometo...

– ¿Eso es lo que crees?, ¿así de sencillo y ya?, ¿Cuánto fue Rob? habla con un demonio.

– Cien mil dólares...

Cuando me dice la cantidad la tranquilidad que había querido demostrar se va al carajo, me levanto y voy sobre Rob y de nuevo tengo a Alejandro sosteniéndome, jalándome para que deje a mi hermano. Rob sigue ahí desencajado, no dice nada, y yo no puedo contener el coraje, la que camina ahora de un lado para otro soy yo, no puedo creer que el hijo de puta de haya embaucado a mi hermano, porque joder, en ese tiempo ya no estábamos juntos, que pretendía... yo sé lo que pretendía ese maldito.

En ese momento algo se me pasa por la mente... voy rápido hacia Rob.

– ¿Aun tienes ese dinero verdad? – las esperanzas crecen en mí y mueren en el momento que mi hermano baja su cabeza.

– Apenas me deposito lo transferí para pagar lo que se debía.

Maldigo a Maximo, maldigo a mi hermano y maldigo mi vida...

Alejandro por fin habla, me toma por los hombros, me jala y envuelve sus brazos alrededor de mí, frota mi espalda, me dice que todo va a estar bien y aunque agradezco tener su apoyo, sé que nada va a estar bien...

– Sorella, todo va a estar bien, lo prometo, voy a hablar con Maximo, lo resolveré. – volteo para verlo.

– ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no me pediste ayuda a mí? ¿a tu familia? ¡Soy tu hermana carajo!, no tengo tanto dinero, pero lo hubiéramos podido resolver.

– Tenía vergüenza...

– Pero no la tuviste para confiar en Maximo, no tuviste cuando te dio ese dinero... – le grito. – ahora toca ir a hablar con él.

– Ni lo sueñes rojita tú no te vas a acercar a él.

– No Sorella iré a hablar yo con él, yo la cague así que yo lo resolveré.

Mi noche termina con un intenso dolor de cabeza, después de detener a Rob porque quería regresar en ese momento para exigirle a Maximo una explicación. Ingenuo mi fratello aún cree que puede exigir algo... Trato que se tranquilice, porque lo conozco, él es demasiado impulsivo le digo que nos relajemos y mañana pensaremos las diferentes opciones que tenemos para salir de esta situación. Alejandro me ayuda hablando con él un poco, y Rob baja la guardia. Después no sé lo que hablan porque yo me voy a la ducha, necesito un tiempo para mí, para relajarme, pero sobre todo para pensar.

Saliendo del baño veo a Alejandro sentado en la cama, esta callado y pensativo, me regala una sonrisa comprensiva, me pone dos pastillas y me da un bote de agua, las tomo porque la cabeza me explota.

– Vaya manera de conocer a mi familia... – digo, mientras levanto mis hombros. – No ha pasado ni un día aquí y ya está metido en problemas...

– Rojita todos tenemos en nuestra familia alguien así... ya deja eso y mejor descansa.

Me muevo hacia él y como ya se está haciendo costumbre me acomodo entre sus brazos poniendo mi cabeza en su pecho y rodeándolo con mis brazos, aspiro su aroma, ese que cada vez es más familiar y disfruto de este momento.

– Quédate... por favor...

Me besa en la sien y siento que está sonriendo.

– No pensaba ir a ningún lado... todo se va a solucionar.

Nos vamos a la cama, el me rodea con su brazo, estoy sobre su pecho y mi brazo envuelve su torso. Estamos en silencio, nadie dice nada, pero todo está en tranquilidad, se siente bien, se siente como si todo estuviera bien. No sé a qué horas me quedo dormida, solo siento que me mueven, trato de abrir los ojos, pero me pesan demasiado, continúan moviéndome...

– Rojita despierta, nena abre los ojos.

Mis ojos comienzan a abrirse, y sonrió al ver que es Alejandro esta reclinado con su mano en mi cara, pongo mi mano sobre la suya y él la toma y me besa la palma de la mano.

– Nena, tenemos que ir al hospital...

En cuanto escucho lo que dijo, me despierto por completo, me mira con una cara que denota preocupación, creo que puede leer mi pregunta en la cara...

– Es Rob...

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Gastronomía del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora