Capitulo 18

83 26 25
                                    

Brianna

Estoy aquí sentada en un incómodo mueble al lado de mi hermano, viéndolo dormir como un angelito, como si nada pasara, como si sus decisiones no afectaran y jodieran la vida de las demás personas. Trato de pensar en que lo importante de todo esto, es que Rob se encuentra bien, aunque esté conectado con varios aparatos, este hinchado y mallugado está vivo... Si, está vivo, pero a costa de que, no he podido dejar de pensar como voy a pagar la deuda, y como Maximo fue capaz de llevar hasta este punto a Rob y sobre todo haberlo dejarlo en este estado, casi muerto, maldito sea ese imbécil y maldita sea mi vida en este momento...

Rob empieza a removerse en su cama y yo me levanto rápidamente a su encuentro.

– ¿Cómo te sientes? – digo con apremio.

– Muy jodido... – se calla por un momento –. Por favor perdóname sorella...

Intenta incorporarse, pero lo detengo, lo veo, pero no sé qué decirle...

– Quería arreglarlo y solo lo empeoré más, no medí las consecuen...

– ¡Nunca mides nada Rob! – le grito porque ya no puedo reprimir lo que siento–. ¡Lo jodiste, te jodieron y ahora me jodera a mi... pensé que estábamos bien, que lo habíamos hablado y lo arreglaríamos!... Y ahora dime como vamos a resolver este puto problema... porque de lo que estoy segura es que esto no está por terminar ¿verdad? – lo miro a los ojos.

Desvía la mirada y cierra los ojos...

– ¿Ahora no vas a decir nada? ¿Ahora te vas a quedar callado?

– Tres días...

– ¿Tres días? – intento razonar lo que me está diciendo... hasta que caigo en cuenta, mis manos se envuelven en puños y la ira empieza a correr por mi sangre.

– Tengo tres días para pagarle, si no tomara acciones legales...

– ¡JODER! – fue lo único que pude decir.

– ¡Por favor! Háblame... – me suplicaba con su mirada, y tocaba su con su mano la parte vendada de su costado, intentando pararse.

Di media vuelta y me encaminé a la salida no podía continuar ahí o seria yo quien terminara de matarlo, no quería seguir viéndolo.

– Ahora no Rob, ya hablaremos cuando regrese... recupérate...

Sali del hospital, tenia que caminar y despejar mi mente, tres días... tres días había dicho, y yo no sabia que carajos iba a hacer... hablar a mis padres no era una opción, ellos ya habían cubierto muchas "malas decisiones" de mi hermano y no seria justo para ellos sufrir un disgusto así. Tendríamos que resolverlo entre él y yo... Paso un buen rato antes de que me tranquilizara y decidiera lo que tenía que hacer. Desgraciadamente tenia que hablar con Maximo, algo que nunca quería hacer después de todo lo que paso, pero eso es lo que haría, era lo único que podría comprarnos tiempo para saldar esa maldita deuda.

Fui a la cafetería a conseguirme un bote de agua y cuando iba pasando alguien me llamo desde una mesa que estaba en la orilla, volteé y era el chef, el dueño de esa hermosa cafetería en la que había estado, se apresuraba a encontrarme con una sonrisa que yo le correspondí.

– ¡Que genial verte de nuevo! ¿Cómo estás? – decía metiendo sus manos en sus bolsas del pantalón – no sabes que hermosa coincidencia encontrarte aquí!... pero dime ¿qué haces aquí? ¿todo está bien?

– Hola, igual es un gusto verte... yo estoy bien, mi hermano es el que esta ingresado, la misma pregunta para ti, ¿a quién tienes tu aquí? – pregunte.

Gastronomía del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora