Capitulo 4

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Brianna

En sol empieza a entrar por mi ventana y le sonrió feliz, estas vistas del parque son las que hicieron que me enamorara de este lugar, es confortable con mucha luz; la cocina es de última generación, una barra de granito, una mesa para cuatro y adjunto la sala; es pequeña pero se compensa con mi gran cocina, tiene un cuarto de huéspedes que está enfrente de la recamara principal y es el que ahora uso para tener las cajas que aún no desempaco.

Hoy es un nuevo día y la fiesta de anoche empieza a torturarme, me recuerda las sensaciones que nunca pensé sentir de la única persona que no me es grata en este momento, (o al menos eso quiero decirle a mi cerebro) y si le sumamos mi impulsividad y que bebí un poco de más... esto puede ser peligroso. Estoy pensándolo cuando suena mi alarma, justo a tiempo para ponerme en marcha, no le daré el gustó que fastidie mi primer día. Me dirijo a mi baño para darme una ducha, queriendo borrar el día anterior, preguntándome porque no deje a Máximo quedarse anoche, espero haber sido convincente al decirle que tenía que madrugar. Borró esos pensamientos y me pongo el chip de que hoy será mejor... Así salgo del baño y me visto, tomo una manzana, me cuelgo mi bolsa, tomo mis llaves y tomó camino al restaurante. Me despido de Jack; es el portero de mi edificio es un tipo amable, que siempre sonríe, nunca lo he visto enojado y eso me da ánimos para seguir.

Entro en Aria y me dirijo a la oficina donde se me dará las instrucciones, el uniforme y todo lo que necesito para comenzar mi día laboral. Voy a cambiarme cuando tengo la misma sensación de anoche, alguien me está viendo, y efectivamente mi adorado jefe bien plantado con su uniforme de chef, su cabello bien peinado, con uno de sus rulos que le cae por la frente, aunque sepa que él es presumido, demasiado idiota, un tonto..., el maldito se ve jodidamente bien... Por Dios mujer cuando empecé a verlo así... Paso de largo ignorando su ceño fruncido, entro al cuarto de baño, me cambio y al salir veo una cara familiar, mi compañera MaryAnn, nos ponemos al día y salimos rumbo a la estación de cocina donde nos tocara estar, me dice que hay que esperar a Alejandro para que nos de las instrucciones. Joder tendré que ser muy positiva de lo contrario tendré que hacer ejercicios de respiración, de algún modo tengo que controlar este temperamento. Entramos a la cocina y saludo a todo el personal, veo al jefe y asiento con la cabeza.

Cuando Don sr. jodido chef perfecto; empieza a dar órdenes a diestra y siniestra veo como todos empiezan a tomar sus puestos, y clarooo sigo esperando, ¡carajo! ¡maldito imbécil! lo hacer a propósito... viene en mi dirección y con su sonrisa de medio lado abre la boca...

- ¿Supongo que esta lista rojita? Hoy estarás conmigo.

- ¡Que productivo será mi día, que emocionada me siento! – digo con mi gran sonrisa irónica.

- ¡Ay rojita!, no te va el sarcasmo... veamos si esa resaca no afecta tu trabajo.

- He tenido peores días y nunca he fallado, así que vamos que estoy ansiosa por comenzar...

Alejandro

Cuando me desplomo encima de Kassandra y ella me dice esas palabras me quedo mudo, soy un hijo de puta, me siento la persona más ruin en este momento, como pudo ser posible que la pelirroja pudo conmigo, que hizo que hiciera esto, Brianna se está metiendo en mi piel, y no voy a permitirlo. Kassi no tarda en dormir, y yo no puedo solo puedo pensar en unos ojos verdes y melena roja, estoy jodido... me levanto de la cama, le escribo una nota a mi novia y me voy a mi ático, intento descansar y logro dormir unas horas. Me levanto como relojito, tomo un baño, me visto y salgo directo a la calle, pensaba en ir caminando al restaurant, pero no tengo ánimos de admirar la naturaleza así que voy por mi bebe mi Bugatti Chiron de edición especial, amo mi coche tanto como amo cocinar y manejarlo es una pasada, en 10 minutos ya estoy aparcando el coche en el estacionamiento, veo el coche de MaryAnn que ya ha llegado, ella está en el mismo horario conmigo tres días a la semana, ella no me cae bien, pero es un buen elemento, sé que yo tampoco soy santo de su devoción, pero soy su superior así que no me importa.

Gastronomía del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora