Capitulo 10

114 36 9
                                    

Alejandro

Salimos del lugar a prisa, y buscamos mi coche, ella no deja de sollozar mientras sostengo su mano y la guio al lado del copiloto; voy a abrirle la puerta pero nos quedamos parados frente a frente, mi mano no la suelta, escurren lagrimas por su rostro, nunca hubiera esperado verla de esa forma, algo en mi se parte al verla así... vulnerable, mis ojos están conectados a los de ella y no puedo evitarlo, paso mi pulgares por su cara y quito las gotas que caen, la atraigo hacia mí y beso su frente, suspiro y abro la puerta invitándola a subir...

Manejo sin rumbo fijo, nadie dice nada, pero el silencio que nos rodea es cómodo. Volteo a ver mi rojita y ella ya está más tranquila, sorbe por su nariz, pero su cuerpo ya está relajado, no pasa mucho cuando ella rompe el silencio...

–¡Soy una imbécil!, estoy cabreada Alejandro – suelta – lloro por eso, de impotencia, de rabia.

Aun no tengo claro que fue lo que paso, aunque puedo imaginar al recordarlo encontrando a la rubia y llevándosela lejos, sin embargo, no digo nada, solo escucho lo que ella dice.

– Puedes creerlo me vio la cara de estúpida a mi... yo confié en él, ¿sabes lo que me costó confiar? – hace aspavientos con las manos y sigue hablando – pero sabes... ¡si soy una estúpida maldita sea! Debí saberlo en cuanto pisé este país, todos los hombres son iguales... unos idio...

– Tranquila rojita, – le corto – no tengo idea de que ha pasado, pero lo que sí es seguro es que solo te ha tocado conocer a los imbéciles de este país, así que no me incluyas. – digo haciéndome el indignado.

– Me mira y me regala una de sus sonrisas – ¡Vale tienes razón, tu solo eres un poco idiota...

Nos reímos los dos y era lo que faltaba para romper el mal sabor de boca que ella tenía. Me doy cuenta de que voltea con confusión, esta desorientada.

– ¿A dónde vamos?

– A mi ático rojita.

– ¡No!, llévame a mi casa por favor. – suplica.

– Lo siento, este poco idiota, te llevara a su casa para que descanses.

– Pero como crees, yo tengo mi departamento, no necesi...

– Piénsalo tu departamento es el primer lugar donde te buscaran. No sé lo que ha pasado, y tampoco si quisieras decirme, solo sé que hoy te quedaras conmigo.

Abre la boca para decir algo, pero lo piensa mejor y la cierra. Asiente con la cabeza, la miro con triunfo y enciendo la radio para aligerar el camino, ya que solo me puse a conducir y me aleje mucho de nuestro destino... faltando poco para llegar suena en mi lista un bolero cantado por Luis Miguel...

Tanto tiempo disfrutamos de este amor
Nuestras almas se acercaron tanto así
Que yo guardo tu sabor
Pero tú llevas también
Sabor a mí

Si negaras mi presencia en tu vivir
Bastaría con abrazarte y conversar
Tanta vida yo te di
Que por fuerza tienes ya
Sabor a mí

No pretendo ser tu dueño
No soy nada yo no tengo vanidad
De mi vida doy lo bueno
Soy tan pobre, que otra cosa puedo dar
Pasarán más de mil años, muchos más
Yo no sé si tenga amor la eternidad
Pero allá, tal como aquí
En la boca llevarás
Sabor a mí...

Gastronomía del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora