Samantha se levantó aquel domingo con la sensación de haber dormido veinte horas seguidas, pero nada más lejos de la realidad. Cuando miró el reloj apenas eran las diez de la mañana y se acostó pasadas las cinco. Todavía se repetía en su mente, una y otra vez, la pasada noche, en concreto el rato que pasó con Flavio. Se sentía estúpida y avergonzada a partes iguales.
Cuando el murciano se marchó junto a Eva con aquella fría despedida y dejándola tirada en aquel sofá, estuvo esperando durante una hora un mensaje que él no escribió, por lo que ella no lo recibió. Quería pensar que había una explicación, pero nunca llegó, así que desconectó el móvil y pasó lo que quedaba de noche con sus amigos. Y disfrutó, como cada vez que estaba con ellos. Desde que acabó aquel concurso que le cambió la vida, su familia había sido esa y tenía claro que no podía haber elegido mejor.
Y, sin quererlo, su cabeza ya estaba cuatro años atrás.
Recordaba lo feliz que estaba en aquel piso de Madrid que compartía con el que ya consideraba su compañero de vida. Habían vivido tantas cosas dentro y fuera de la academia que ninguno de los dos dudó en que el siguiente paso era alquilar un pequeño piso en aquella ciudad donde empezaban una nueva etapa. Juntos.
Pero la propuesta que le hicieron a Flavio fue el detonante que lo cambió todo.
Cuando se lo contó a Samantha, ella no pudo hacer más que alegrarse por él. Veía la duda y la inseguridad en sus ojos, así que intentó animarle para que no rechazara aquella oportunidad que se le había presentado. Le aseguró que estaría ahí para él, que tenía claro que la distancia no acabaría con una historia como la suya. La chica incluso le propuso planear un calendario para futuros encuentros, le ayudó a seleccionar las cosas que quería llevarse y estuvo cada tarde que salió a comprar ropa que podría necesitar. Estuvo por y para él, aunque por dentro la estuviera matando el hecho de no tenerle más con ella, pero no podía hacer otra cosa, sabía lo mucho que necesitaba él su apoyo.
Sin embargo, Flavio cada vez estaba más distante, hablaba menos e intentaba pasar con ella el menor tiempo posible. En un principio Samantha pensó que simplemente era su forma de procesar el cambio que tenía que afrontar, pero los días pasaban y su actitud no cambiaba, a decir verdad, cada vez huía más.
- Samantha, ¿podemos hablar un momento? –le preguntó un día después de llegar a casa del estudio.
Ella se sorprendió, era la primera vez en días que no la evitaba y que le pedía directamente hablar. Pero tenía la sensación de que eso no era algo bueno.
- Sí, vale. –aceptó con miedo de lo que se avecinaba.
- Vamos al sofá. –le indicó el chico.
Ella le siguió y, sin darse cuenta, se sintió a una distancia prudencial de él. Cada uno en un lado del sofá, un claro reflejo de su relación actual.
¿Desde cuándo no eran capaces ni de sentarse juntos?
- ¿Qué pasa? –preguntó ella directamente.
- No lo sé, estoy agobiado. –empezó a explicarle. –Es un cambio muy grande y ni siquiera sé lo que quiero.
- Te refieres a lo nuestro, ¿verdad? –le soltó claramente, hacía tiempo que había aprendido a leerle entre líneas a su novio.
- Sí, es parte sí... -acabó confesando. –Samantha, tengo 20 años y esta es mi primera relación de verdad, me voy a ir a 9.000 kilómetros, no sé si lo que necesito es una relación así. Todavía tengo tantas cosas que descubrir y no creo que deba estar atado a nada. Creo que debo empezar allí mi vida de cero. Y tampoco quiero que tú estés atada a una persona que está al otro lado del mundo, te conozco, y sé que no es lo mejor para ti tampoco.
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Difícil de olvidar • Flamantha • 《Completa》
Любовные романыDicen que la conexión que se crea en OT es diferente a cualquier otra que puedas experimentar. Flavio y Samantha empezaron una relación que parecía destinada a ser, pero cinco años después está más que acabada y el contacto entre ellos es inexistent...