4. Samanzi

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Un lunes más, es un lunes menos.

Al menos eso fue lo que pensó Samantha al abrir los ojos esa mañana. Tenía una reunión a las diez en la discográfica para hablar de su próximo trabajo, así que no se podía permitir perder el tiempo como hacía el resto de días. Se preparó un café y tomó un par de tostadas mientras revisaba el móvil para ver si había recibido algún mensaje importante. Unos minutos después se maquilló un poco y eligió la ropa que llevaría: unos vaqueros, un jersey y sus inseparables deportivas. Quería ir cómoda y tampoco le vio el sentido a arreglarse mucho más, era una simple reunión rutinaria con su equipo para definir los próximos objetivos.

Un poco antes de la hora acordada, Samantha ya estaba entrando por la puerta. Cuando su representante, y amiga, la vio, no podía creérselo.

- ¿Te encuentras bien? –le preguntó la chica sorprendida.

- Pues claro que me encuentro bien, ¿por qué lo dices?

- Porque faltan todavía quince minutos.

- Cada día eres más tonta, Lara.

- Y cada día me quieres más.

Samantha hizo como que se lo pensaba, le encantaba bromear con ella desde siempre. ¿Cómo no la iba a querer? Solo una amiga como ella no habría dudado cuando le propuso ser su representante. Recordaba cuando Lara acabó los estudios, pero no tenía claro que quisiera dedicarse a ello, así que la rubia no dudó en plantearle la idea de que fuera su mano derecha en aquel mundo tan nuevo para ella. No imaginaba a alguien mejor, era su amiga de toda la vida y tenía plena confianza en ella, sabía que siempre miraría por su bien y eso era difícil de encontrar en aquel ambiente. Lara lo pensó mucho, pero se formó y se atrevió a dar el paso y abandonó su pueblo para mudarse a aquella gran ciudad, dejando atrás toda su vida para empezar esa nueva aventura junto a una persona que siempre había considerado familia.

A día de hoy solo tenía clara una cosa: no se arrepentía.

- T'estime més del que pots imaginar. –le confesó en su lengua materna, la que utilizaba para decir las cosas importantes.

La realidad era que cada vez la utilizaba menos, incluso había tenido que aprender a hablar con Lara en castellano cuando estaban con más gente y al final acabaron acostumbrándose a utilizar aquel idioma, por lo que cada vez era más raro escucharlas hablar en su lengua.

- Boba. –le respondió dejando un beso en su mejilla y abrazándola. - ¿Cómo estás?

- Bien, bastante bien. –dijo sabiendo perfectamente por qué se lo preguntaba.

- Ayer no sonabas muy bien... -le dejó caer porque sabía que se estaba haciendo la dura, el día anterior la había llamado después de que Carlos cogiera el tren y le confesó lo que había pasado con Flavio y Eva.

- Necesitaba desahogarme. –comentó como si fuera explicación suficiente.

- Ahora tenemos una reunión, pero esta tarde voy a tu casa y me explicas todo bien. –propuso Lara sin dar opción a réplica y tirando de ella para entrar en la sala donde ya estaba parte de su equipo.

Samantha quiso discutirlo, en los últimos años siempre intentaba parecer fuerte, decía que era capaz de llevar todo ella sola y nadie dudaba de ello, pero intentaban hacerle ver que no era necesario. Tenía a gente maravillosa en la que apoyarse y no por eso iba a ser menos autosuficiente.

En el fondo, sabía que podía intentar fingir ante el resto del mundo, pero no frente a Lara.

Unos minutos después empezó la reunión y Sam intentó concentrarse en lo que le estaban contando, pero fue imposible, tenía demasiadas cosas en la cabeza. Eva y Flavio, Flavio y Eva... no sabía a cuál echaba más de menos ni con cuál de los dos estaba más decepcionada.

Difícil de olvidar  • Flamantha • 《Completa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora