26. I love you 'til the sun dies

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Domingo.

Un día después de su intento de recuperar al murciano y todavía no tenía noticias de él. Sabía que él siempre necesitaba tiempo para pensar, así que no esperaba recibir respuesta pronto y, aun así, una pequeña parte de ella estaba decepcionada por no saber de él. No podía evitar preguntarse si ese silencio era directamente una respuesta.

Llevaba toda la mañana dando vueltas por casa, estaba nerviosa y no conseguía dormir, por lo que decidió emplear su tiempo en algo más útil. Limpió la casa, puso una lavadora, después la secadora y ahora se encontraba organizando la ropa.

Tenía claro que lo siguiente en su lista era hacer algo de comer, a pesar de las pocas ganas que tenía de ingerir algo. Estaba preparando las cosas cuando escuchó el timbre. Era raro, no esperaba a nadie.

Se sorprendió cuando abrió la puerta y se encontró a su amigo tras ella.

- ¿Qué haces aquí? –le espetó directamente.

- Yo también me alegro de verte. –respondió con cierta ironía. –Apártate y déjame entrar, necesito hablar contigo.

Samantha puso los ojos en blancos y se retiró para que el cordobés pudiera entrar, no sabía lo que quería, pero no estaba de humor para nadie en ese momento. Esperaba que la visita fuera rápida.

- Vale, ¿qué pasa? –volvió a preguntar la rubia cuando se sentó junto a él en el salón.

- Ayer vi a Eva y le pedí que nos tomáramos un café. –le contó.

- ¿Tú? ¿Se lo pediste tú? –inquirió intrigada porque sabía que Hugo no quería verla ni en pintura.

- Sí, quería hablar con ella y comentarle lo de que Anaju y yo estamos intentando algo, para que no hubiera problemas.

- ¿Perdona? ¿Tú con Anaju qué? –ya lo sospechó hace tiempo, pero nunca se lo había confirmado ninguno de los dos. - ¿Puedes contarme las cosas bien y con sentido? No me has dicho nada de Anaju y no me entero. –le pidió algo cansada y porque no tenía ganas de nada y necesitaba acabar cuanto antes.

- Vale, es cierto, culpa mía. –reconoció. –Hemos decidido intentar lo que sea que tengamos y ver cómo van las cosas, por eso quería decírselo a Eva. Sé que no estamos en nuestro mejor momento y no tenía por qué hacerlo, pero no me parecía bien no decírselo yo.

- ¿Puede ser que tengas más aprecio a Eva del que estás dispuesto a reconocer? Sé que las cosas no las hizo bien, conmigo tampoco, pero quizá estás empezando a perdonarla.

- No sé si seré capaz de perdonarla del todo.

- Bueno, no tienes por qué saberlo, pero creo que haciendo eso ya has dado un paso para que las cosas puedan empezar a estar mejor. No es de hoy para mañana, puede ser que con algo de tiempo todos lo veamos diferente...

- Sí, a lo mejor tienes razón, la verdad es que le tengo cariño y aparte de toda esa historia era mi mejor amiga. Verla otra vez y compartir tiempo todos juntos hace que quiera recuperar algo de normalidad. Es vernos y recordar una y otra vez lo mucho que echo de menos tener una conversación y reír un rato o que me hable de un montón de cosas que yo no entiendo, pero que me gusta escuchar y aprender.

- Lo sé, en cierto modo nuestras situaciones son comparables y, aunque no sea lo mismo, sienta bien dejar eso atrás y disfrutar lo que nos ofrece el momento ahora. Ya no por ella, también por ti, por quitarte ese peso de encima.

- Tienes razón, voy a poner de mi parte para que las cosas se calmen... -aceptó el chico.

- Siempre la tengo. –añadió Samantha presumiendo un poco.

Difícil de olvidar  • Flamantha • 《Completa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora