Maialen, que tenía muy claro que su amiga llegaría tarde, le guardó un sitio a su lado, tratando así de evitar alguna situación incómoda que podría producirse. Samantha se lo agradeció con una mirada cuando se sentó. Estaba justo al final de la mesa, por lo que a su izquierda no había nadie, y también lo agradeció porque, como zurda que era, de esta manera no tenía que preocuparse por molestar a alguien mientras comía.La valenciana se permitió echar un vistazo rápido al murciano, que se encontraba frente a Mai. Estaba cambiado, veía su cara mucho más definida y tenía una actitud algo menos reservada. Se encontraba sentado junto a Eva, con quien se intercambiaba unas miradas de complicidad que no pasaron desapercibidas para la rubia. Al parecer ellos sí habían seguido en contacto, aunque no le extrañaba, aun recordaba cómo Eva le contó que se mudaba también a EEUU en una de sus últimas conversaciones. Siendo sincera, había echado de menos todo ese tiempo la relación que tenía con ella y nunca entendió por qué las llamadas semanales se convirtieron en mensuales, hasta que dejaron de existir. Nunca volvió a ponerse en contacto con ella y Samantha, cansada de insistir en mensajes y llamadas sin respuesta, dejó de intentarlo. No fue capaz de comprenderlo, aunque era algo imposible de lograr cuando no te dan ni una explicación.
- ¿Qué tal todo, Sam? –escuchó como le preguntaba justamente la gallega y se sorprendió de que se dirigiera a ella.
-Muy bien, mucho trabajo, pero eso es buena señal, así que no puedo quejarme. –intentó ser agradable. - ¿Tú que tal?
- Genial también, con varios proyectos en mente. –le comentó.
- ¿En Los Ángeles?
- No, hace unos meses que estoy viviendo en Madrid.
- Vaya, no lo sabía.
- Pensé que te habrías enterado por las revistas, ya sabes que siempre cuentan todo.
- No suelo leerlas, la verdad. –zanjó la conversación Samantha, que veía como Hugo se inquietaba y seguramente se debía a la noticia que acababa de escuchar por parte de Eva.
Sam había notado que Hugo no había intercambiado ni una palabra con Eva, pero tampoco lo hizo con Flavio. Intentó preguntarle con la mirada, pero él solo negó con la cabeza y quiso restarle importancia.
- Oye. –dijo Maialen llamando a Eva. –Ahora que vivís aquí podríamos vernos más, quedar de vez en cuando, ¿no? –propuso mirando a la rubia también.
- ¿Vivís? –preguntó Samantha que no sabía a quienes se refería. - ¿Eva y quien más?
- Yo. –le aclaró una voz grave y la rubia casi se atragantó.
- ¿Vives en Madrid? –logró pronunciar recuperándose de la sorpresa inicial.
- Si, me mudé hace unos meses. –le explicó.
- Genial... -se le escapó con cierta ironía, pero fue casi un susurro, así que rezó para que no lo hubiera escuchado.
- No hace falta que te alegres tanto. –le respondió. Así que sí, la había escuchado. –Y Mai, te tomo la palabra, cuando quieras nos vemos.
Samantha puso los ojos en blanco y se preguntó mentalmente en qué momento Flavio había empezado a ser tan descarado. Antes habría dejado pasar ese pequeño comentario con tal de no crear una situación incómoda. Ahora no se callaba ni una y, aunque ella no lo reconocería, le gustaba y le llamaba la atención a partes iguales esa nueva faceta suya.
Él se dio cuenta de que le estaba mirando y, en lugar de apartar la mirada, se la mantuvo. No fue algo incómodo, extraño más bien. Habían pasado varios años y, sin embargo, al mirarse, sentían que estaban mirando a la misma persona que antes. Esa calidez seguía presente y ninguno se sorprendió, siempre habían tenido claro que su conexión iba más allá.
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Difícil de olvidar • Flamantha • 《Completa》
RomanceDicen que la conexión que se crea en OT es diferente a cualquier otra que puedas experimentar. Flavio y Samantha empezaron una relación que parecía destinada a ser, pero cinco años después está más que acabada y el contacto entre ellos es inexistent...