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—¡Papá!—dijo Rusia, llegando a casa, muy alegre. URSS se preguntó en ese momento si le había tocado la lotería o algo parecido. Porque era lo que parecía. Su padre ni siquiera se giró hacia él.—¡Adivina qué, papi querido!

URSS soltó un gruñido, dándole a entender que le importaba entre poco y nada lo que su hijo le fuera a contar. Seguro que era algo estúpido. Rusia le saludó con un beso en la mejilla, y se sentó a su lado, en el sofá, alegre.

—¡Alemania me habló hoy!

—¿Ah, sí? ¿Qué te dijo? —Preguntó, fingiendo que le importaba, pero sin la mínima expresión de emoción en su cara.

—Me dio los buenos días.

—Me parece increíble—dijo, incrédulo y molesto.—Me parece increíble que seas tan guapo, tengas una fila de países lindos y maravillosos persiguiéndote allá a donde vas, y tengas que ir justamente a por el que pasa de ti.

—Alemania no pasa de mí—respondió Rusia, ofendido.—Somos amigos y hablamos a menudo.

—No me gusta ese chico para ti. Seguro que es igual que su padre. No quiero que tu primera pareja sea el hijo del nazi.—Protestó URSS, quien no le tenía especialmente cariño a Third Reich, el padre de Alemania.

—Yo ya tuve una pareja hace unos años.—Dijo Rusia, con una ceja alzada. Aquello llamó la atención de su padre, quien se giró hacia el ruso, alarmado.

—¿Quién? ¿Dónde? ¿Cómo se llama? ¿Donde vive? ¿Por qué no me lo habías contado?—Preguntó URSS, quien parecía muy dispuesto a ir a la casa de la antigua "pareja" secreta de su hijo y fusilarle con algún rifle de asalto.

—¿Recuerdas aquel campamento al que asistí hace unos años, en verano?—Su padre hizo memoria, pero finalmente acabó por asentir—pues allí conocí a Canadá. Unos días después nos hicimos novios.

URSS miró mal a su hijo. No le había apuntado a aquel campamento para que su hijo se echara novio. En realidad no recordaba en qué consistía aquel campamento, pero estaba seguro que no era para encontrar pareja.

—¿Cuánto durasteis?—Preguntó. A pesar de que le había dicho que "había tenido", no que "tenía" pareja, no le gustaba la idea de que su hijo pudiera ser novio de Canadá.

—Dos días y medio—respondió Rusia, sin avergonzarse lo más mínimo. URSS volvió a centrarse en su móvil, perdiendo el interés, y tratando de no reírse.

—Lo que se llama Relación Sólida. Muy bien, hijo, así se hace.

Justo entonces, el móvil de Rusia vibró, indicando que le había llegado un nuevo mensaje. Era USA, quien siempre había sido así de acosador.

"Te apetece que me acerque a pasar el rato❤️?"

Rusia no supo qué responder. No tenía ningún interés en tener nada con USA. Él ya se lo había explicado un par de veces, pero el inglés no lo acababa de entender.

—¿Quién es?—Preguntó URSS, espiando su móvil. Rusia, al darse cuenta de ello, lo apartó de su vista, rezando para que su padre no hubiera tenido tiempo de leer nada. Y, sobre todo, que no hubiera visto aquel emoji que USA le mandaba en cada uno de sus mensajes. El emoji del corazón.

—Nadie—dijo el ruso. Una vez URSS desistió de intentar ver los mensajes que alguien le mandaba a su hijo, volvió a lo suyo, y entonces, Rusia pudo pensar con detenimiento sobre la propuesta de USA.

En realidad, la respuesta era muy clara: no. Siempre que USA decía "pasar el rato", acababa siendo una tarde en la que se dedicaba a echarle piropos, darle besos en la mejilla, y tratar de convencerle de ser pareja mediante abrazos, susurros y lametones en las mejillas.

Pero, por otra parte, tampoco quería decirle que no. USA y él se conocían desde pequeños, y el inglés le había ayudado, en muchas ocasiones, a solucionar sus problemas.

Pero todo cambió en cuanto comenzó la obsesión con Rusia. USA comenzó a visitarle mucho más a menudo, y a tratar de intentar maniobras con él, pero Rusia nunca se dejó, poniendo alguna excusa.

Así que al final, sin saber muy bien qué hacer o decir, respondió al mensaje.

"Ahora mismo estoy ocupado, no se si tendre tiempo para q vengas, lo siento..."

"¡Estaré allí en diez minutos! ❤️❤️❤️❤️"

Rusia suspiró. Cuando USA quería algo, nada ni nadie podía detenerlo. Y ahora tendría que soportarlo a él y a sus comentarios pervertidos durante toda la tarde.

—¿Por qué tantos corazones?—Habló URSS, viendo su conversación de WhatsApp, sin que Rusia se diera cuenta de ello. El ruso apartó el móvil y se explicó. No quería que su padre se pensara lo que no era.

—¡Nonono, papá, no es lo que piensas! USA siempre lo hace. Digamos que está un pelín enamorado de mí.—Mintió, ocultado sus ganas de sustituir ese "Digamos que está un pelín enamorado de mí" por un "Digamos que USA es un acosador que  está loco por mí".

—¿Va a venir?—Preguntó URSS. Por su cara, no parecía muy contento ante aquella idea. Rusia nunca se dejaba de preguntar si habría alguien en este mundo al que su padre no odiara, salvo él.

—Eso parece.

Rusia y sus cinco pretendientes ❀ ~ Rusia x Alemania ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora