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Grupo D (Alemania, Rusia, Italia, China, México, USA, Polonia, Ucrania, España, Portugal y Francia)

México: We, ayer tuve una idea :v

Portugal: Cuéntanos xd

México: ¿Por qué no hacemos un Enemigo Invisible?

Polonia: Y eso que es

México: Conocen el amigo invisible (o como aquí se dice, "amigo secreto"), no? Pues el enemigo invisible es algo parecido. Por sorteo, a cada uno se le asigna una persona distinta del grupo, la cual no se puede contar por nada del mundo. En vez de comprarle algún regalo que le vaya a gustar a tu enemigo invisible, hay que comprarle uno que vaya a odiar. Que no le sirva para nada o que odie. 

Italia: Pos me parece bien. Si hay algo que sepa hacer, eso es dar por saco a la gente.

España: Me parece bien :D

(...)

Rusia  llegó al parque de los últimos. Pero no era porque fuera impuntual, sino porque su padre le había estado pidiendo explicaciones durante diez minutos, y a Rusia le había costado que URSS le creyera y le dejara ir. 

—¿Listos?—Preguntó México, con malicia, mientras guardaba todos los papelitos con nombres en su mano. Habían quedado todos los del grupo en el parque para sacar allí los papelitos. 

—No seas peliculero y empecemos—dijo Ucrania, impaciente. México asintió y formó una especie de cuenco con las manos, donde estaban todos los papelitos doblados. China fue la primera en coger el suyo, y así sucesivamente, hasta que le tocó a Rusia, de los últimos como venganza por llegar tarde.

Nervioso, Rusia cogió el papel y lo desdobló, con el corazón a mil, aunque sólo fuera un estúpido papelito para un estúpido juego de niños. Leyó el nombre que había escrito.

Italia.

Perfecto, ahora podré vengarme por el regalo horrible que me mandó ayer, pensó el ruso, con una sonrisa maligna, deseando comprarle a su mejor amigo alguna cosa estúpida, como un desatascador de retretes o un marco con la foto de su ex (Argentina), al cual le tenía un profundo odio. 

—¿Cómo va, Rusia?—Inquirió Alemania, de pronto, mientras se acercaba a él con una sonrisa, cosa que sorprendió a Rusia, pero también le puso muy feliz. Sonrió tímidamente y soltó una risita tonta, de la cual se avergonzó en seguida. 

—Bueno... Bien. Creo que será fácil hacer este Enemigo Invisible.—Respondió, mirándole a los ojos, al igual que el alemán. Ahora es tu oportunidad, Rusia. Di algo normal y conquístale el corazón, pensó Rusia, mientras se reía de sí mismo por dentro ante aquel pensamiento. No, en serio, dijo la otra parte de la mente de Rusia, más seria y aburrida. En seguida, la parte seria y la parte subnormal de Rusia empezaron a discutir entre sí, causando que Rusia se quedara en silencio, embobado.

Puedes decirle algo en plan película romántica, a lo "Hola nene, ¿Quieres casarte conmigo?"

Rusia, te voy a matar.

Si me matas a mí te matas a ti también, imbécil.

Somos el mismo cerebro, si me llamas imbécil a mí, también te estás llamando imbécil a ti.

—Eh... Rusia...—Habló de pronto Alemania, sacándole de sus pensamientos, y devolviendo al ruso a la realidad. Rusia no sabía si Alemania había estado hablando mientras él discutía consigo mismo, pero tampoco se molestó mucho en averiguarlo.

—¿Sí? Eh... Bueno... Estaba pensando que igual podríamos quedar para comprar los regalos... Mañana mismo. Ya sabes, pasado mañana se entregan los regalos.—Dijo Rusia, de improviso, con una risita nerviosa. Se ve que al final la parte subnormal había ganado la pelea. Alemania sonrió de oreja a oreja.

—¡Está bien! ¿Quedamos mañana a las 5:00 en el centro comercial?—Propuso el alemán, a quien se le veía ilusionado ante la quedada. Rusia se sonrojó un poco y se rio de nuevo, nerviosamente. 

—Eh...Sí...—Asintió. Alemania asintió, feliz de la vida, y se despidió para ir a hablar con Polonia sobre quién sabe qué. Rusia se le quedó observando desde allí mismo, sin ningún tipo de disimulo. Hasta que alguien apoyó su brazo en el hombro del ruso.

—Bonita cita y bonita pareja, ¿No crees?—Se burló Italia, provocando que Rusia le diera un capón, enfadado y algo rojo.

—¿Sabes? Podrías dejar de espiarme cuando estoy con otra gente. Especialmente con Alemania—le respondió el ruso, mientras le miraba molesto. Aunque sabía que Italia no iba a parar solamente porque Rusia le dijera eso.

Entonces la mente de Rusia se abrió, dándose cuenta de que tenía la venganza perfecta en la palma de su mano y no la aprovechaba. Si a Italia le gustaba España... Podía hacerle lo mismo a él con el español, ¿No? Para eso están los amigos.

A continuación, Rusia le dirigió una mirada burlona a Italia, mientras le picaba en el hombro con el dedo, cosa que al italiano siempre le molestaba mucho.

—Bueno... ¿Y cómo te va con España? Ya sabes... ¿Os habéis besado ya? ¿Cuántas veces?—Preguntó, para hacerle rabiar a Italia. Y lo consiguió. El italiano se puso rojo y se cruzó de brazos, mientras desviaba su mirada hacia otro lado, tratando de evitar la pregunta.

—Pero qué dices...—Murmuró, con vergüenza, mientras se sonrojaba aún más. Eso es algo que a Rusia le encantaba y le daba mucha gracia. Italia siempre había sido un chico al que era muy fácil sacarle los colores, y de forma intensa.

—Venga, va...—Insistió Rusia, mientras pasaba a directamente darle codazos, burlón. Italia se puso aún más rojo, hasta llegar al punto en el que sus mejillas convertían una zona de su banda verde en un rojo intenso. 

—Cállate—dijo el italiano. Rusia había visto tomates menos rojos en ese momento.

Rusia y sus cinco pretendientes ❀ ~ Rusia x Alemania ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora