23

1.3K 154 49
                                    

—¿No lo crees?—Preguntó Third Reich, con voz burlona, mientras URSS le miraba con ganas de querer matarle.—Tan sólo observa cómo Rusia mira a mi hermoso Alesito, cómo se sonroja y cómo de nervioso está. 

Italia les interrumpió, mandándoles callar con molestia, pues habían entrado hasta allí para escuchar qué decían, y aquellos dos no hacían más que hablar, impidiéndole escuchar nada.

—¡Callaos de una maldita vez!—Les susurró, haciendo que los otros dos se callaran.—Si habláis tanto os acabarán reconociendo las voces.

Third Reich y URSS se dirigieron una mirada asesina, pero no volvieron a hablar, pues URSS estaba demasiado ocupado preocupándose de que Rusia no se atreviera a hacer nada con Alemania, y pensando en cómo matar a Third Reich con un simple vaso de cristal, porque el alemán no dejaba de lanzarle miradas burlonas.

Italia prestó atención a lo que los otros dos decían en la mesa donde estaban, pero justo en ese momento llegó la camarera a la mesa donde estaban esos tres, preguntando qué iban a tomar. Third Reich le dirigió una mirada molesta, pues no le gustaba que le interrumpieran cuando estaba haciendo algo. En ese caso, escuchar lo que Alemania y Rusia decían.

—¡Vete, maldita! ¡¿Qué no ves que estamos ocupados?! ¡Como no te vayas en dos segundos te encerraré en un horno hasta que te mueras y cuando estés muerta te descuartizaré!—Le gritó, haciendo que la pobre chica se quedara pálida y se marchara de allí tan rápido como había venido, asustada.

El alemán volvió a girarse hacia la mesa donde se encontraban su hijo junto al de URSS, hablando. En cierto momento, el alemán menor desvió su mirada hacia la mesa donde Third Reich, URSS e Italia, con una mirada de sospecha. Italia le fulminó con la mirada, pues había gritado demasiado y ahora Alemania sospechaba.

Al menos Rusia continuaba hipnotizado, mirando a Alemania y no se había dado cuenta de todo aquello. Algo era algo. URSS resopló al darse cuenta de eso. Rusia se veía increíblemente tonto mirando a Alemania de esa forma. 

Tras varios segundos, el ruso y el alemán retomaron la conversación de nuevo, justo cuando Rusia se dio cuenta de que Alemania había desviado la mirada, extrañado, durante unos segundos.

—¿Ocurre algo, Alemania?—Preguntó el soviético, con una ceja alzada, justo antes de continuar tomando su helado. Alemania tardó varios segundos en responder, mientras miraba de reojo y disimuladamente a los tres integrantes de la mesa más próxima con gente. 

—Nada... Simplemente los hombres de aquella mesa han armado un escándalo y...—No completó la frase, mientras volvía a dirigirle la mirada a Third Reich, URSS e Italia, quienes discutían en voz baja, sin entenderse desde el sitio de Alemania lo que decían. 

Rusia les miró entonces, dándose cuenta ahora de su existencia. Frunció el ceño, también sospechando de aquellos tres. Se fijó más en sus caras, a pesar de que iban con mascarilla y gafas de sol. 

—Oye... ¿Ese no es China?—Preguntó Rusia, mirando a URSS. Este último se dio cuenta de ello y giró su cara un poco. Lo último que necesitaba era que o Rusia o Alemania le reconocieran. Alemania se fijó entonces en URSS y entornó los ojos disimuladamente, pues no quería parecer un acosador mirando así a un "desconocido". Se puso blanco al ver quién era. 

—Eh... No. Rusia, creo... Creo que ese es tu padre—dijo el alemán, mientras volvía a mirar a su amigo ruso, esperando su reacción. Rusia se quedó callado unos segundos, para luego girar su cabeza hasta Alemania, al darse cuenta de que sí.

No tuvo tiempo de decir nada.

De pronto, unos guardias aparecieron de algún lado, junto con la camarera que había acudido a la mesa de Third Reich, URSS e Italia hacía unos minutos. Los tres miraron a los cuatro guardias que estaban plantados junto a ellos. Uno de los cuatro habló.

—¿Quién de todos ha sido?—Preguntó este. La chica habló nerviosa, mientras miraba a Third Reich, asustada. El nazi le dirigió a los cuatro guardias y a la camarera una mirada asesina. 

—Él. El de la esvástica. Me amenazó con encerrarme en un horno y luego descuartizarme—dijo la camarera. Third Reich abrió los ojos como platos, indignado.

—Niña, ¿Qué no sabes distinguir el humor de la realidad?—Preguntó el alemán, de brazos cruzados. 

Uno de los guardias le agarró del brazo para levantarle de la silla. Third Reich se libró de su agarre con brusquedad. No iba a dejar que un grupo de guardias armados con una simple pistola le hiciera nada. Vaya grupo de cobardes. Obviamente, un grupo de cobardes para alguien que había tenido un gran ejército en su tiempo. 

—¡No me toques!—Gritó el nazi, sacando de su bolsillo una pistola. Ahora atraía la atención de todos los que estaban en la heladería, y también de algunos que estaban paseando fuera de esta. Otro guardia trató de volver a agarrarle, pero Third Reich le pegó en la sien con la pistola, haciéndole una herida sangrante.—¿No sabes quién soy yo, verdad? Hace tiempo que no encierro a nadie en cámaras de gas, pero puedo volver a hacerlo sin problema como alguno de vosotros me vuelva a poner un solo dedo encima.

Ese comentario hizo que los guardias se dieran cuenta de quién era aquel hombre de tez roja. Uno se giró hacia la camarera, con miedo.

—Señora, creo... Creo que mejor deberíamos dejar todo este asunto en paz.—Dijo el hombre, retrocediendo algunos pasos. Third Reich le dio una patada en el estómago, tirándole al suelo, para luego rematar al que tenía una herida en la sien.

A continuación le pegó a otro con la pistola en la mandíbula, haciendo que esta sangrara, y, al último, le disparó en la frente. La camarera se quedó de piedra, y salió de allí todo lo rápido que pudo, tratando de buscar ayuda para que retiraran los cuerpos de los guardias del suelo, mientras que Third Reich se sentaba tranquilamente en la silla de nuevo, guardando la pistola.

Alemania y Rusia observaban la escena, perplejos. Ahora no tenían ninguna duda de quiénes eran aquellos tres.

—Eh... Ale... ¿Ese no es tu padre?


Rusia y sus cinco pretendientes ❀ ~ Rusia x Alemania ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora