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URSS agarró bruscamente a USA del brazo, y lo condujo hasta la cocina, donde cerró la puerta y lo arrinconó.

Desde ese momento, USA supo que ya nada iba a ir bien. URSS le miraba, con los ojos entornados y con una mirada de odio.

—Mira, te lo voy a explicar para que tú me entiendas—dijo URSS, enfadado, pero en tono normal, más inclinado por uno bajo que por uno alto. USA sintió miedo, mientras URSS esperaba varios segundos para seguir hablando.

—No. Toques. A. Mi. Hijo. —dijo, mientras le empujaba con el dedo hacia la encimera, haciendo que USA se incomodara.

Aquel hombre le aterrorizaba.

—Porque si tú tocas a Rusia o le haces algo malo, es muy probable que acabe con tu vida de una forma fantásticamente bonita. Como cortarte el cuello o dispararte con alguna escopeta. ¿Sí? —Amenazó URSS, haciendo que el inglés comenzara a sudar frío. Tenía mucho miedo.

Osea que ahora ya no podía tener nada con Rusia, por mucho que quisiera. De lo contrario, su suegro estaría amenazándole con algún rifle de asalto cada vez que le viera. Y eso no le hacía especial ilusión.

—Excuse me, URSS, sólo tengo una pregunta—dijo el inglés, armándose de valor para hablar. URSS se quedó callado, para escuchar lo que USA quería decir.—¿Por qué eres tan sobreprotector? Rusia no es ningún niño de siete años, sabe tomar sus decisiones, sabe lo que hace.

URSS pareció verdaderamente molesto ante aquel comentario.

—No sabía que un inglés tuviera que venir a darme una charla sobre mi comportamiento paternal, teniendo yo más años, más experiencia, y más hijos.—Soltó URSS. USA supo que ya lo había acabado de liar todo. Ya estaba, no había escapatoria. Trató de arreglarlo como pudo, al ver que URSS se lo había tomado peor de lo que debería.

—Lo que trato de decirte—dijo, para rebajar la tensión.—Es que quizá no deberías ser tan controlador.

Aun así, eso no hizo que la furia de URSS se rebajara. Ni siquiera un poco.

—Y quizá tú deberías dejar se meterte donde no te importa. Cuando tengas hijos, los tratarás como tú quieras. Ahora déjame a mí tratar a los míos como me apetezca.—Soltó URSS, más que molesto.

Si antes, la idea de que USA fuera el novio de Rusia no le parecía muy buena, ahora la detestaba. Iba a hacer todo lo posible para que aquellos no acabaran juntos.

Vaya que sí.

Sin poder detenerlo, URSS salió de allí, seguido de USA (desde unos metros), y entró en la habitación, donde Rusia se encontraba entreteniendo a su hermana, Bielorrusia, con una sonrisa.

Estaba impaciente por ver crecer a su hermana. Estaba segurísimo de que iba a ser una chica muy guapa cuando fuera un poco más mayor. Ya era increíblemente linda con tan sólo seis años...

"Ojalá nunca cambies, Bieli" pensó Rusia, al ver cómo su hermana jugaba, divertida, y se reía. Siempre había sido una niña muy alegre y divertida, que muy extrañamente se enfadaba o cogía berrinches. Rusia deseaba con todas sus fuerzas que los años no la cambiaran. Su carácter era demasiado alegre y bonito como para que el tiempo lo modificara.

Igual que le había pasado a él.

Recordaba, con nostalgia, cómo de pequeño (con seis o siete años), jugaba con su padre y su hermano, Ucrania (Bielorrusia todavía no había nacido). Recordaba cómo las cosas eran distintas. Recordaba que no tenía problemas ni traumas, y era así: exactamente igual que su hermana.

Pero los años le habían cambiado. Cada vez le iban surgiendo más complicaciones y bastantes traumas. Ya no era el niño que era antes. Y le gustaría volver a serlo. Volver al pasado. Por una única razón.

Su padre.

URSS le había dado una bonita infancia, aunque pudiera parecer todo lo contrario. Siempre jugaba, reía y pasaba tiempo con él. También con su hermano mayor (por tres años), Ucrania.

Eran tiempos maravillosos. Y ahora jamás iban a volver. Bielorrusia rio y se giró hacia su padre, alegre.

—¡Papi!—Exclamó la pequeña, mientras su padre la cogía en brazos, alegre, y reía con ella. Parecía otra persona completamente diferente a la que se había mostrado en la cocina, con USA.

(...)

El inglés decidió irse de allí en cuanto pudo. No le apetecía estar más en aquella casa, con URSS dirigiéndole miradas asesinas cada vez que se lo cruzaba.

—Bueno—dijo Rusia, con una sonrisa, mientras observaba cómo USA se detenía en la puerta, y le miraba.—Pues ya nos vemos otro día. Quiero seguir viendo Harry Potter, y no quiero hacerlo sin que estés tu a mi lado para opinar sobre cualquier estupidez.

USA miró a Rusia, sintiendo unas ganas terribles de besarlo. Pero no lo hizo. URSS estaba en la cocina, terminando de preparar el desayuno, pero no se quería arriesgar.

En lugar de besarle, sonrió y se acercó a él. Rusia era algo más bajo, así que el ruso tuvo que alzar la cabeza para mirarle a los ojos, mientras USA le acariciaba la nuca, muy cerca de él.

—Yo creo que esa es la forma más discreta de decir que te gustan mis lametones y mis comentarios pervertidos hacia ti.—Se rio USA, aunque iba en serio.

Rusia se rio también.

—Bueno...—Dijo el ruso. Obviamente, le gustaba gustar, a quién no.

USA le dio un abrazo para despedirse, y tras algún otro comentario, se marchó de allí.

Aunque Rusia no lo quería admitir, ahora la casa le parecía más vacía sin su amigo.

Rusia y sus cinco pretendientes ❀ ~ Rusia x Alemania ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora