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Rusia se separó de inmediato al oír aquella voz que le resultaba tan familiar. Y cómo no, se trataba de México, quien a pesar de que había sido rechazado por Rusia respecto a la idea de quedar, había logrado hallar al ruso. Y aunque sonreía, no parecía estar muy contento con el hecho de que Rusia hubiera preferido la compañía de Alemania a la suya.

—¡México!—Exclamó Alemania, sonriente. Él no estaba frustrado, a diferencia de Rusia, pues el alemán no sabía lo que Rusia habría hecho de no ser por el mexicano, y no lo había llegado ni a sospechar de ello. El mexicano se detuvo frente a la mesa y no habló hasta que no recuperó el aliento del todo. 

—¡Rusia, te estaba buscando!—Habló el chico, ignorando por completo a Alemania. Él no le interesaba. Le interesaba Rusia y estaba allí para verle a él, no a aquel estúpido alemán que estaba tratando de robarle a "su" Rusia.

Rusia alzó una ceja, tratando de ocultar su evidente enfado y molestia hacia su amigo.

—¿Qué ocurre, México? ¿Para qué me buscabas?—Preguntó Rusia, de brazos cruzados, mientras el mexicano sonreía después de recuperarse.

—Necesito hablar contigo. Es importante y sólo serán un par de minutos—habló, mirando mal a Alemania de reojo,  esperando que el alemán se lo impidiera. Pero, extrañamente, no fue así. Alemania no impuso ninguna queja y tampoco dio señales de fastidio. En realidad, no le importaba. Rusia y México eran amigos, así que no le importaba que hablaran.

Rusia, en cambio, sí puso los ojos en blanco durante unas milésimas de segundo, para luego levantarse y acompañar a México unos metros más allá, donde Alemania no era capaz de escucharles. 

—¿Y bien? ¿Qué quieres?—Inquirió Rusia, con fastidio. A ver si México acababa rápido con lo que fuera que le quisiera decir y podía regresar con Alemania. México le medio arrinconó y le lanzó una mirada seria.

—¿Te gusta Alemania?—Preguntó México sin ningún tipo de descaro. Aquella pregunta tan directa incomodó un poco a Rusia, pero no dio signos de ello. Se mantuvo firme y serio, mirando a los ojos al mexicano.

—¿Y a ti qué carajos te importa?—Preguntó. Ahora que se daba cuenta, era posible que aquello hubiera sonado más frío y borde de lo que el ruso quería, pero no se disculpó. A México le tenía que quedar claro tarde o pronto que no  quería nada con él más que una bonita y duradera amistad. Punto y final.

—¿Eso es un sí?—Esperó unos segundos, pero el soviético no respondió.—Me tomaré eso como un sí. Pero, ¿Por qué prefieres salir con Alemania antes que conmigo?

Rusia iba a responder que en realidad Alemania y él no salían como tal (ojalá), sino que simplemente habían quedado en una cafetería para hablar y pasar el rato juntos, pero no le dio tiempo.

—¿Acaso no sabes quién será tu suegro si acabáis siendo pareja?—Siguió hablando México, con el ceño fruncido. Se le veía de verdad indignado  ante aquella realidad. Rusia sabía perfectamente quién era el padre de su amigo alemán, pero decidió permanecer en silencio.—Exacto: Third Reich. ¿En serio quieres que tu suegro sea un nazi? 

—Third Reich y mi padre están igual de locos y son igual de peligrosos y sádicos. Si existe una diferencia, es muy pequeña. Crecí con mi padre y sigo vivo y feliz. También podré soportar a Third Reich—respondió el ruso, sin saber exactamente a dónde quería dirigirse México con todo aquello.—¿Por qué lo dices?

México se puso rojo de repente, pero continuó hablando  a pesar de que estaba por morir de vergüenza.

—Bueno... Ya sabes que tú y yo siempre nos hemos llevado bien y somos amigos, pero... Ejem... Bueno...  A ver... Tú... me gustas...—Eso último lo dijo en tono muy bajo para que nadie, absolutamente nadie salvo el soviético lo oyera.

A Rusia no le sorprendió. ¿Debía hacerlo? No. el mexicano nunca se había declarado como tal, pero se veía a dos cuadras más allá que estaba loco por el ruso. Rusia tomó aire pero no dijo nada. ¿En serio? ¿México se le acababa de declarar en plena calle? Un poco cutre, aunque admiraba el valor de este. Declararse a la persona que te gusta y además delante de otra gente no es algo fácil.

Pero algo interrumpió sus pensamientos.

Con dos narices, México le estaba besando delante de todo el mundo, incluido Alemania, y no parecía avergonzarse en absoluto de ello.





Este capítulo fue muy corto pero es que en el próximo va a haber algo de salseo xd y pos tenía que formarse todo esto primero :3

Bai wapos 

Rusia y sus cinco pretendientes ❀ ~ Rusia x Alemania ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora