Rotos🖤

El reencuentro

DAMNARE

Mi corazón latía demasiado rápido, mi respiración era agitaba por la anticipación de ver a mi madre al abrir los ojos.

Tomé valor y los abrí para por fin mirar a la mujer que me dio la vida, mis manos temblaban y mis mejillas ardían.

Malfoy se dio cuenta que había despertado y rodeó mí cuello con un brazo, llevando mis manos hacia atrás, dejándome inmóvil.

Ni siquiera le tomé importancia, mis ojos no podían dejar de observar a la fémina frente a nosotros, apuntando con su varita en posición de ataque.

Su cabello suelto y rizado era muy parecido al de Anne. Su piel clara delataba que no suele tomar el sol muy seguido. Iba vestida con una bata de dormir color amarillo y patrones de flores lila.

Era muy hermosa.

—¿Quiénes son ustedes, y como llagaron aquí? —preguntó con insistencia.

Parecía asustada, mirando fugazmente a todos lados por si había alguien más en la habitación.

—Anne me dio la ubicación —logré decir.

—La obligaste, haciéndole quién sabe que —corrigió Malfoy entre dientes—Anne estaba inconsciente cuando entré a la habitación.

Apretó su agarre contra mi cuello y sentí la punta de su varita sobre mi mejilla, haciendo presión.

—¿Dime que le hiciste? —apretó empujando más su varita, haciéndome sentir dolor.

—Solo se desmayó, estará bien —exclamé removiéndome un poco.

Me quedé muy quieta cuando vi que mi madre se acercó a mí, por un momento creí que me había reconocido y me salvaría de ese testarudo, pero no.

—¿Cómo te atreves a tocar a mi hija maldita bruja? —me tomó del brazo con ganas de lastimarme—¡Responde maldita!

Malfoy me soltó cuando ella me agarró por ambos hombros y me levantó para estar frente a frente. justo antes de que siguiera protestando, sus ojos se abrieron como platos al mirarme fijamente.

Cuando sus ojos hicieron conexión con los míos, su expresión cambió bruscamente, me había reconocido.

—Instinto de madre supongo —ironicé con una sonrisa sarcástica.

Ella me soltó inmediatamente, parecía que el tocarme le resultaba repugnante.

—¡Lárgate! no te quiero cerca ni un sólo instante —espetó—Mucho menos de mi hija.

No voy a mentir diciendo que eso no fue como un balde de agua fría, o un puñetazo en el estómago. Pero no iba a dejar que se notara.

—No vine para una reunión familiar, madre, necesito realizar el bautizo de sangre, no me queda mucho tiempo, en cuanto me des lo que quiero me iré.

Ni siquiera sabía describir todo lo que estaba sintiendo, era como estarse ahogando.

—¿Madre? yo no podría ser mamá de algo tan asqueroso y repulsivo como tú, no sabes las náuseas que me da volver a verte —vociferó, dispuesta a herirme a toda costa con sus palabras—Y sobre el bautizo, no lo creo, por mi puedes irte al mismísimo infierno, ojalá te mueras pronto.

Sentí que el alma se me salía del cuerpo, mis manos estaban tan frías, el hueco en mi pecho se extendió por todo mi cuerpo. Ella me odia, igual o más que papá.

Sentí que me derrumbaría en ese momento, no me había hecho tantas ilusiones, pero en definitiva no esperaba esto.

Tambaleé torpemente y Draco me sujetó.