Susurros

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DAMNARE

Llegó diciembre, y con él, millones de adornos decorando todo el colegio, especialmente el Gran Comedor.

Nunca había visto un pino tan hermoso como el del colegio.

Buenos días queridos alumnos. Antes que empiecen a comer quiero decirles que este año habrá un baile de navidad. El último tuvo mucho éxito y los profesores y yo decidimos que era una buena idea repetirlo —explicó Dumbledore muy animado.

—No todos —murmuró Umbridge desde su asiento, frunciendo el ceño completamente en desacuerdo.

Los profesores la miraron y se volvieron a Dumbledore cuando éste aclaró su garganta ruidosamente para llamar la atención.

—Sin nada más que decir, disfruten del banquete.

En la mesa apareció la comida, deleitándonos con el increíble olor que emanaba. Aunque debo decir que fue ignorada por la emoción que la noticia causó.

He oído mucho de ese baile, tanto que por momentos creo que estuve ahí.

—¿Cómo pueden hacer un baile ahora? —reprochó Anne de pronto.

Muchos a su alrededor nos quedamos algo sorprendidos, ella no es de las que expone sus pensamientos tan abiertamente, de hecho, casi siempre está callada.

—¿Qué tiene? —cuestionó Odeya mientras se servía un poco de ensalada mirando fijamente a su amiga.

Tuve el impulso de levantar la vista, pero me enfoqué en mi tostada.

—Voldemort quiere atacarnos, no es momento de hacer un estúpido baile —replicó.

Su amiga apretó los labios, buscando las palabras correctas para calmarla, pero se le adelantaron.

—Lo dices porque no tienes con quien ir —dijo Pansy cruelmente—Así que cierra la boca, siempre puedes quedarte en tu habitación.

—¡Deja de joder, estúpida! —espetó Odeya, defendiendo a Anne, quién comenzó a llorar, se puso de pie, y se fue del comedor.

Pansy simplemente sonrió satisfecha y siguió comiendo, mientras Odeya le envió una mirada fulminante antes de ir tras su amiga.

En la mesa se formó un momento incómodo. El tema de Mattheo se había vuelto un tabú cerca de Anne, o al menos entre ellos.

A pesar de formar parte del grupito nunca he tenido una relación con Anne, y no podría, no por lo que hubo entre ella y mi novio, si no que el hecho de ser la hija que Alysa sí quiso, me hacía imposible siquiera intentarlo.

Pensar en ella como mi hermana, me creaba un hueco estremecedor en el estómago.

Después de unos momentos dejamos pasar el incidente y desayunamos para ir a nuestras clases. La primera fue adivinación, una de mis favoritas.

—Hoy veremos como comunicarnos con nuestro yo del pasado o futuro. Debo aclarar que es algo que lleva tiempo y disciplina, no se preocupen si no lo logran ahora...o nunca —explicó la maestra pacientemente.

Nos puso a leer unas cuantas páginas del libro antes de practicar, y pasado el tiempo asignado colocó unas bolas de cristal, una en cada mesa.

—Esto será interesante —habló Dean sarcásticamente, quien estaba sentado a mi lado.

—¡Pon atención! —lo reprendí, observando con devoción mi esfera.

Pero a él pareció importarle muy poco mi concentración.

—Yo sé que diría tu yo del futuro.

Levanté la vista, curiosa porque parecía decirlo en serio.

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