Apocalipsis

486 59 87
                                    

UN AÑO ANTES

DAMNARE

Luego que todo se volvió oscuro, pensé que había muerto.

—¡Winchester! —escuché un susurro molesto que me hizo reaccionar. Me levanté aturdida y comencé a observar mi alrededor intentando reconocerlo, pero no era más que una celda sucia, húmeda y mohosa.

—¿Estoy muerta? —pregunté para mí mientras examinaba mi pecho, donde se suponía que había sido apuñalada, pero no había ni un rastro de sangre. Ahí me di cuenta de que llevaba unos brazaletes con unos símbolos que ya me eran muy familiar.

—No, pero estamos en el infierno —me sobresalté al escuchar la voz proveniente de la celda de enfrente, estaba oscuro y la única luz que había estaba en el pasillo entre nosotros, pero aun así no lograba reconocer al sujeto.

—¿Quién eres? —escuché el arrastre de sus pies acercándose a los barrotes oxidados, revelando así su rostro. No podía creer lo que veía—. ¿Mattheo? —me quedé muda por un instante—Pero tú estás...

—¿Muerto? —lanzó un bufido sarcástico—Eso pensé, pero el que me trajo aquí me dijo que estaba tan vivo como siempre —habló con dolor en su voz, como si se sintiera mal por no estarlo.

Fue ahí que recordé que murió creyendo que Anne lo había matado. Por un momento pensé en no decirle nada y dejar que siguiera pensándolo, ese dolor seguro sería peor que uno físico.

Pero ahora, tal vez podía ser un aliado en vez de un enemigo, y necesitaba que quisiera vivir.

—Fue Bellatrix quien te mató, no Anne —dije entre dientes, observando cómo su semblante se suavizaba y contemplé la pena que se asomó en su rostro.

—¡Esa maldita puta me las pagará! —bufó golpeando los barrotes con fuerza.

—Draco se te adelantó, fue el quien te encontró, suerte que no fue Anne, si no esto sería una hermosa reunión familiar —dije irónicamente. No es secreto que ella no es muy buena a la hora de atacar o defenderse.

Se molestó por mi comentario, pero no dijo nada porque fuimos interrumpidos por el sonido de unas puertas abrirse.

—Hola bebé —dijo Dean como si fuera un día normal en el colegio, lo que me hizo cerrar mis puños y apretar hasta no poder más.

Me dolía haber confiado en él, pero todo seguía siendo confuso.

—Eres un imbécil Russo, jur...

—Sé que estás molesta —ladeó su cabeza un poco y me sonrió ampliamente—Pero todo esto es por un propósito, ya lo superarás.

Dean abrió la cerradura y se introdujo a mi celda, haciéndome retroceder unos cuantos pasos. Tomé un poco de impulso e intenté derribarlo, pero como si leyera mi mente, levantó su mano y me elevó por los aires, pegándome a la pared detrás de mí.

—No sabes cuanto amo esa impulsividad, eres fuego bebé —dijo mientras caminada lentamente de un lado a otro sin dejar de mirarme—Te bajaré sólo si prometes comportarte.

Asentí en rendición, no tenía poderes y seguramente no podría salir de aquí. Me bajó lentamente hasta que mis pies tocaron nuevamente el suelo—Debes dejarme ir.

—No, no debo y no quiero —soltó sin pensarlo, haciendo aparecer dos sillas de la nada, me dio una, se sentó en la otra y yo lo seguí.

—¿Por qué sigo viva? ¿No se suponía que tiene que matarme, o sólo se divertirá antes?

—Él no te matará, te necesita viva.

—Pero...

—El libro que Granger te dio es falso, yo mismo lo hice. Quedó muy creíble, ¿no? —se mojó los labios, divertido—Te hice creer que Lucifer debía matarte en lugar de usarte, de haber sabido la verdad nunca hubieras aceptado el trato.

Rotos🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora