Recuerdos

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DRACO

Cuando llegué, lo primero que hice fue quitarle la ropa y meterla a la tina llena de agua fría. Estaba demasiado caliente y aún seguía inconsciente.

Megara me había advertido lo peligroso que era que recordara todo al mismo tiempo. Seguro es por eso por lo que está así. Tantos años, tantos sucesos regresando a ella de golpe. Sólo pido que no tenga consecuencias negativas. Ya no soportaría más de esta mierda.

Estoy exhausto.

Me aseguré de que Damnare quedara en una posición segura y bajé al escuchar el timbre.

—¿Qué mierda hace aquí este par de idiotas? —exploté viendo a Olimpia sosteniendo a un Dean medio sedado.

—La necesitamos —intervino Megara con gesto de fastidio—Ella sabe cómo manejar esto del collar y Damnare.

Hice una mueca mientras me hacía a un lado y los dejaba entrar.

Como todo un Malfoy no podía no tener un sótano, donde envié a Dean, pese a que su madre tuvo el descaro de pedir una maldita habitación.

Una celda le quedaba mejor.

—Anne tendrá un par de horas antes de que vuelva a la normalidad —añadió Megara—Lucifer debe estar tras su rastro ahora.

Tanto ella como Olimpia estaban protegiendo mi casa para evitar que Lucifer, los demonios o Irinios encontraran a Dam.

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—La calentura no bajará con eso —protestó la pelinegra con el ceño fruncido cuando entró al baño—Mejor llévala a la cama, Olimpia ayudará.

—No confío en ella.

—Yo sí —me miró fijamente—Ella nos ha cuidado, cuidó a Damnare y si piensas juzgarla por priorizar a la persona que más ama—hizo una pequeña pausa mirando a Dam—Puedes empezar por ti mismo.

Me quedé callado y procedí a sacar a Dam para luego vestirla y recostarla en la cama. Cuando Megara salió de la habitación, aproveché que sólo estábamos los dos para observarla unos segundos.

Acaricié su rostro húmedo y llevé un mechón de cabello detrás de su oreja, dejando su preciosa cara despejada.

Su respiración era calmada, su pecho subía y bajaba lentamente. Sus labios estaban ligeramente entreabiertos y deseé poder besarlos.

El sonido de la puerta abriéndose me hizo alejarme de la cama, y me puse de pie para mirar a Olimpia con varias cosas de brujería en una canasta.

—Si algo le pasa por tú culpa considérate muerta —solté entre dientes—No pudiste esperarte, ¿verdad?

Ella no me miró, pero apretó los dientes.

—Hubieras hecho lo mismo si estuvieras en mi lugar —habló con firmeza, sin titubear, sin ninguna pizca de arrepentimiento en su voz.

Tenía razón. Yo podría dejar que el mundo se joda por Damnare.

—Ella rompió las reglas —siguió mientras mezclaba algo en un platón—Si no se hubiera relacionado con mi hijo nada de esto estuviera pasando, todo debía pasar de un modo, ella lo arruinó todo.

—Por lo que vi, Dean no fue obligado a nada —la garganta me ardió—Ella no tiene la culpa.

—Debía seguir nuestras reglas, ella sabía que era diferente.

—¿No te duele ver a la chica que viste crecer en este estado?

Observé su reacción. Sus hombros se tensaron, pero no dejó de hacer lo que hacía.

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