Avada Kedavra

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DAMNARE

La idea de que aquella trampa fuera para Dean me causó inquietud, como si eso fuera casi un déjả vu.

No me quise quedar con la duda, así que fui a su habitación, la cual estaba a un lado que la de Draco, y aunque no sabía lo que buscaba en realidad, revisé cada cajón, debajo de la cama, de las almohadas y nada, ni siquiera el mínimo olor a azufre que se supone, es típico de un demonio.

Luego de un rato me convencí de que Draco mentía, así que me apresuré a ir con los chicos, pero ya se habían ido, por lo que me alejé lo más posible del castillo, hasta donde el hechizo de Dolores terminaba, para poder desaparecer.

La pulsera que Luna me regaló sirvió como localizador, uno tan exacto que aparecí a su lado.

Todos a excepción de Harry estaban detrás de unas grandes rocas mientras que, al otro lado, los de la orden y unos cuantos mortífagos llevaban a cabo una batalla.

Se vislumbraban destellos de luz provenientes de los hechizos que se lanzaban unos a otros junto con el sonido de estos resonando por todo el lugar.

—Era una trampa —habló Ron con fatiga en su voz. Su pecho subía y bajaba, al igual que el de todos.

—Lo sé —dije asomándome para ver a Potter, quien estaba luchando alado de su padrino, contra Lucius y otro mortífago que no reconocí.

Alastor apareció frente a mí de pronto, me tomó del brazo, levantándome.

—¡Ve por Harry y saca a todos de aquí! —ordenó, empujándome cerca de Harry mientras me cubría de los ataques, pero no fue suficiente. Sentí un fuerte golpe en mi cuerpo y caí a pocos metros de Moody.

—¡Everte Statum! —conjuré aun adolorida, apuntando al que me atacó. Fue demasiado satisfactorio haberlo enviado lejos de forma tan violenta que chocó con la pared, quedando inconsciente.

—¿Estás bien? —preguntó Tonks dándome la mano para ponerme de pie, asentí con una sonrisa irónica y caminé hasta donde Harry, siguiendo la orden de Ojo Loco, pero entonces, justo antes de llegar vi a Bellatrix apareciendo a un lado de nosotros.

¡AVADA KEDAVRA! —un gran destello color verde salió de su varita y aterrizó en Sirius.

Esas mortales palabras hicieron que todos se estremecieran casi al instante.

Todo se quedó en silencio hasta que el grito desgarrador de Harry lo rompió abruptamente. Se intentó acercar al cuerpo muerto de su padrino, pero Remus lo detuvo—Es demasiado tarde.

Harry aún con lágrimas en sus cachetes, volteó a ver a Bellatrix con un odio que jamás pensé ver en aquellos ojos verde esmeralda—¡Ella mató a Sirius! —sollozó—¡La mataré!

Se zafó y se fue detrás de ella, dispuesto a acabar con su vida en venganza.

Todos lo siguieron, tal vez para evitar que lo lastimaran o que hiciera algo de lo que podía arrepentirse.

Mientras tanto, en aquel frío lugar sólo estaban unos cuantos mortífagos inconscientes, incluido el papá de Draco.

Pensé a toda velocidad, y con la esperanza de que no reaccionaran en un buen rato, me arrodillé junto al cadáver. Suspiré profundamente y puse mis manos sobre su pecho.

No sabía si funcionaría, aún no llegaba tan lejos en mis entrenamientos, pero no podía no intentarlo. De alguna forma él representaba a mis tías, queriéndome proteger de la misma forma que él hizo con Harry.

Luego de unos minutos mi cuerpo comenzó a debilitarse, sentía un gran ardor desde muy en el fondo de mi pecho, lo que significaba que estaba funcionando, seguí así, observando su rostro fijamente. Parecía tan calmado y en paz.

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