Heridas

1.3K 114 59
                                    

DAMNARE

La clase de Herbología ya había comenzado, pero la maestra no se mostró disgustada con mi retraso, así que sólo me limité a tomar un lugar frente a una de las mesas, ignorando por completo la mirada del rubio idiota.

Aún seguía algo molesta por lo de anoche. Entendía que estaba tomado, seguro sólo se dejó llevar por el momento, pero no justifica que deba tratar de esa forma a nadie.

Después de una larga explicación sobre La vainilla de viento y su uso como antídoto para algunos venenos, la profesora nos dejó solos, ya que debía llevar a la enfermería a una chica de Gryffindor que tuvo la osadía de tocar una de las vainas y cayó inconsciente.

Aprovechando el tiempo libre, busqué entre la multitud a Harry, necesitaba hablar con él cuanto antes. Cuando lo encontré, no dudé en acercarme.

—Hola Harry —saludé cuando me detuve a su lado.

—Hola Damnare ¿Cómo estás? —dijo Harry mientras mantenía la risa burlona que le causó el incidente.

—Bien —suspiré captando su atención—Anoche descubrí algo sobre lo que hemos estado buscando —susurré—Después de la clase les mostraré.

Parecía asustado e impaciente en partes iguales.

—De acuerdo, le diré a Ron y a Hermione —sonrió levemente, girándose para ir por el par faltante.

—¡Pero miren a la nueva, no pierde el tiempo! —exclamó lagrimitas de pronto, haciendo que el cuchicheo que había se detuviera de pronto.

Mi reacción fue voltear al escucharla, pero decidí ignorarla, lo cual la hizo enfurecer porque puso una mano sobre mi hombro con ganas de lastimarme y me hizo girar.

La tensión se apoderó de la situación, pude percibir los ojos puestos en nosotras, los de atrás se ponían en puntillas y nadie hacía un solo ruido.

—Mírame cuando te hable, estúpida —exigió soltando mi hombro al lograr tenerme frente a ella.

Mi mandíbula se tensó, mis puños se cerraron, la sangre me hervía y mi pulso se aceleró. Nunca hubiera actuado impulsivamente si no fuera por lo saturada que estaba de todo.

Incluso fue liberador y satisfactorio cuando mi puño golpeó su nariz con una fuerza que casi me hace sentir culpable, pero no, lo disfruté. Aquello me había liberado un poco de estrés acumulado.

—No vuelvas a tocarme ni a hablarme así ¿te quedó claro? —dije entre dientes mirando fijamente sus ojos llorosos. De niña no tuve el valor de defenderme, pero ya no cometería ese error.

Otra vez todo se quedó en silencio, a excepción de los quejidos de dolor de lagrimitas que le hacía honor a su apodo. Algunos me miraban con asombro y otros con reproche.

Y para ser sincera, ni siquiera me preocupaban las consecuencias futuras de espontánea acción.

—¡Buen brazo! —exclamó Ron en voz baja.

—No la animes Ron, se puede meter en problemas —lo riñó Hermione con el ceño fruncido.

—Valdrá la pena —aseguré sin despegar los ojos de Astoria.

—No me digas que ya olvidaste el tercer año, Hermione —dijo Harry divertido mientras los 3 voltearon a ver a Draco, el cual parecía estar atento a nuestra conversación.

Eso pareció interesante.

—¡Cierra tu maldita boca, Potter! —gruñó Malfoy mientras mostraba su habitual mueca de desagrado.

Rotos🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora