Capítulo XIV

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Todos cuestionan el por qué siempre habla de ella, cómo puede amarla tanto, pero nadie en realidad se imagina lo que juntos han pasado, nadie puede ni siquiera imaginarse cuántos regalos se han entregado, solo ellos. Una pareja que no necesita demostrar a nadie que su amor es verdadero, aún cuándo todos lo califican como un desastroso amor al que las peleas intentan vencer, ambos saben que esto será eterno, incluso después de la muerte y si es que hay un cielo o infierno, los dos estarán pensando en el otro desde dónde se encuentren. Porque para Nadine y Gizón está es su realidad, viviendo un mismo sueño, con altos y bajos a causa de sus actitudes tan diferentes. No importa a cuántos molesten, a ellos no les importa y no hace falta que los demás los comprendan.

Se encontraron cuando sus corazones más lo necesitaban, una noche estrellada. Nadine, una admiradora del antes actor Tahvo Gizón, asistió a la nueva obra que sería dirigida por el mismo, protagonizada por aquella egocéntrica hermana con la que Nadine jamás pensó debatir en múltiples ocasiones. Un rostro resaltaba entre el público, al final de la obra, Tahvo ignoró el contacto con otros solo para salir en busca de aquella chica hermosa que observaba maravillada desde su asiento. La invitó a quedarse para no dejarla ir jamás.

Hace cuatro años que están juntos, convencidos con cada acto de que son el uno para el otro, dignos de pertenecerse para siempre, hasta el final de sus días lucharán por estar juntos. Hoy Tahvo quiere jurar que la amara por siempre, las palabras que prometen ya no son suficientes, necesita ir por los más grandes actos, aquellos que solo se hacen con la persona indicada, esa persona que estás seguro, fue elegida para cruzar su vida con la tuya.

Cita a Nadine una hora antes del ensayo, con la excusa de que tiene un papel para ella, está seguro que solo una persona puede interpretarlo ya que es sumamente importante, no dejará la responsabilidad en cualquier otra persona, sabe que puede confiar en Nadine. Preocupada y ansiosa por la presión de este trabajo, Nadine acepta, si Tahvo, un hombre tan exigente confía en ella debe ser por una muy buena razón, es por eso que se presionará para cautivarlo con su actuación, si logra cautivar al director de teatro más estricto en el mundo, lo podrá lograr con cualquier otro.

—Bien, necesito que dejes tu vida en esta escena— dice Tahvo. Empuña el libreto y anhela que pronto su novia se encuentre lista— Muchas veces te lo he dicho, no puedes solo hablar por el personaje, debes sentirlo, sabes convertirte en él.

—Eso es algo que Verona diría— responde Nadine con una risa nerviosa.

—¿Crees saber de quién lo aprendió?— cuestiona Tahvo— Si estás lista comenzamos. Son líneas cortas y un verdadero actor las podría memorizar con solo leerlas una vez, ya te he dado la oportunidad de hacerlo. Deja ese libreto a un lado y sígueme.

Nadine asiente nerviosa, arroja el libreto a su izquierda. Da un largo suspiro cerrando los ojos para visualizar en su mente los diálogos de su personaje. Por fin está lista, le indica a Tahvo que pueden comenzar, él acepta con una sonrisa a causa de la emoción.

—Dígame, ¿Por qué me ha citado en este lugar?— comienza Nadine— Claro, ya debe saber que no soy amante de mofadas. Le suplico buen hombre, se apresuré a informarme de todo aquello que su boca quiera lanzar.

—Bella dama de negros cabellos. Si este escenario no trae consigo recuerdos me marcharé derrotado. Si por el contrario usted recuerda tan solo una pizca de su significado, me quedó para continuar.

—El sitió donde nuestras miradas se cruzaron por vez primera.

—¡Es así! Que no he logrado traer aquí el mismo campo de flores, me he ocupado para que cada detalle sea lo más parecido. Es por eso, mi hermosa señorita— Tahvo sacó una pequeña caja negra, se puso de rodillas— Nadine, deja ese guión sin sentido de lado. Hoy estoy parado aquí, en esta muralla que divide todo lo que ame de lo que amaré, mis heridas se cerraron y dime ¿Quieres acompañarme en esta vida?

La expresión de Nadine lo dice todo, sorprendida por la sorpresa que el hombre que se convirtió en el amor de su vida preparó para ella. No puede evitar las lágrimas, el nudo en su garganta no le permite hablar, suelta un grito de felicidad mientras asiente repetidas veces. No puede definir un amor como el que su corazón siente, no se conforma con dos palabras, amándolo desde la primera vez.

—Claro que sí. Te acompañaría está y mil vidas— responde con el nudo lastimando su garganta, estira su mano y Tahvo coloca en su dedo el compromiso que sabe, durará para toda su vida. Tahvo se pone en pie, abraza a Nadine mientras ella continúa llorando en su hombro.

La puerta principal se abre, pero este no es un distractor para dos enamorados. Isolda y Milán caminan hasta el escenario, intercambiando miradas confundidas al no saber lo que sucede entre Tahvo y Nadine. Tampoco quieren arruinar el momento por lo que se mantienen sentados en primera fila, observando la hermosa escena de amor que más que una actuación, está es la realidad. Después de varios minutos se separan, Nadine observa a Milán e Isolda con una gran sonrisa y sus hermosos ojos rodeados de párpados rojos les muestra en su mano el anillo de compromiso. Una sonrisa de emoción se hace presente en el rostro de los dos espectadores que se ponen de pie para aplaudir el paso que la pareja decidió dar en su relación.

El último ensayo inició. Solo queda este día para perfeccionar todas y cada una de las palabras, las expresiones, los escenarios. Para Isolda, el último de sus ensayos, que guardará como un tatuaje marcado en su imaginación, pensando en las razones para seguir, aún con cada sueño, cada día es más difícil ponerse en pie, más difícil que el anterior ya no queda mucho que pensar cuando la oscuridad comienza a acecharla por sorpresa. Vuelven los pensamientos insensatos que la hacen volver a caer, estando sobre el escenario, con todas esas miradas sobre ella, sus ojos toman un brillo cristalino que logra disimular, finge una sonrisa perfecta y continúa con sus diálogos. Como cada uno de los días, vuelve a utilizar una máscara que le evita los idiotas comentarios preguntando sobre su estado, a nadie le importa en realidad y ella ya lo sabe. Hundida en un ir y venir de sentimientos que la dejan ser feliz por unos segundos, luchar al creer que esta vez podrá superarlo para después volver como las aves en primavera y recordarle lo innecesaria que es para los demás, lo poco perfecta, lo insignificante y extraña. Ya no puede más.

Para IsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora