Se examina frente al espejo, su cuerpo vuelve a tomar sentido. Lo observa; es una muñeca con la que todos quieren jugar pero muy pocos quieren caer. Cuántos quisieran tener a esta preciosa muñeca. Aun así, con aquel rostro tan tiernamente intimidante no cualquiera desea dejarlo en el suelo.
Es como llegar a la juguetería, hay varios juguetes que llaman tu atención ¡Pero mira esa muñeca! Aquella que parece que nadie puede comprar, los demás juguetes no se comparan, pero, por con mucha suerte consigues comprarla, puedes sacarle de su preciosa caja; puedes jugar con ella, puedes desvestirla, puedes arruinarla y dejarle en el suelo pero no puedes enamorarla. Siendo tan fría, está hecha del más fino plástico, sin sentimientos, sin nada dentro, está hueca, solo ella misma contra el mundo, sola con sus pensamientos.
Se prepara porque sabe que hoy todo termina, en cuatro días no ha podido sentir el vacío, está orgullosa porque finalmente lograste encontrar la droga perfecta, no son los antidepresivos, no es el alcohol, es tu cuerpo. Él está nervioso, ahora te has convertido en tu verdadera forma, un súcubo de nombre Isolda. Es un hermoso lugar que hasta puede sentirse como una princesa en su castillo, una princesa sin un príncipe, una flor cuyos pétalos son arrancados por un hechicero, mira los moretones en sus rodillas. ¿Qué duele ahora pequeña princesa?
Bien, parece que ya ha aprendido la lección, en este mundo puede mandar, es ella decidiendo a quién matar. Pudo asesinarlo pero decidió tener compasión, cree que ha sufrido mucho y a pesar de negarse puede dejarlo ser libre, lo ha dejado ir, seguro que no regresará.
¿Por qué lloras ahora? Dime si algo duele, claro, solo los recuerdos, comprendo, deja todo caer, a veces debes desahogarte, tranquila que alguien te amará algún día. Te lo aseguro, como no enamorarse de una princesa. Y le dirías "gracias" mientras te golpea, estás tan rota que dices "sí" mientras ríes, pero por dentro eso te causa mucho terror.
Ya no quiere seguir atormentadose porque con tan pocas palabras ha descubierto lo malo que puede llegar a ser su propio cuerpo. Aprendió a conseguir muchas cosas gracias a eso. Solo pide que alguien más sea capaz de volver a golpearla.
—Por favor— dice Isolda, de rodillas. Una gota de sudor cae de su frente, jadea y súplica con los ojos llorosos— solo una más en la mejilla.
Él la mira asustado, parece que Isolda ya no podrá soportar más. Acaricia su mejilla, no deja de observarlo directamente a los ojos, solo espera que él responda: "sí". Se mantiene pensando en lo que acaba de ocurrir cuando por fin... Fantástico, suspira, ¿Ahora que duele más?
—¡Verona!— la despierta un grito que proviene de la cocina. Parece ser su hermano.
Su corazón se agita, todo ha sido un sueño, un sueño lleno de recuerdos. Con una mano, frota su ojo izquierdo mientras hace una mueca de disgusto. Se pone en pie y se observa al espejo, ha vuelto a ser la misma. Sale de su habitación, directo a donde su hermano se encuentra. La luz del día lástima un poco.
—Hoy regresa a la ciudad, Eneas.
—Si, por la tarde lo veremos. Es muy temprano ¿No crees?— cuestiona Isolda frotando uno de sus párpados.
—Es medio día.
—Parece que he estado muy cansada.
—Milán tampoco ha despertado.
—Lo siento, quiero volver a mi recamara— dice Isolda, dando media vuelta para marcharse.
—¿Te encuentras bien?— la detiene Tahvo.
—Lo de siempre— responde indiferente.
Vuelve a su habitación, entra a su cama nuevamente, se envuelve en sus sábanas amarillas. Observa a través del vidrio de la ventana, el cielo está brillante; despejado; azul, el sol está en su punto pero no emana nada de calor. Pronto, Isolda vuelve a caer en un profundo sueño, evadiendo los problemas al exterior, deseando poder dormir para siempre, no despertar nunca más, simplemente vivir en sus sueños.
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Para Iso
RomanceIsolda Verona es considerada la mejor actriz de teatro en el mundo, perfecta por donde se quiera analizar. Parece no tener nada de qué preocuparse y aunque a menudo mantenga una actitud egocéntrica y narcisista con el resto, dentro de su habitación...