El Nuevo Cultivador Demoniaco

XI

Sizhui y Jingyi llevaban horas caminando, después de que aquellos hombres se fueran esperaron una hora antes de ellos también salir de la cueva.

Durante todo este tiempo Jingyi se mantuvo en silencio caminando tras de sizhui, se mantenía perdido en sus pensamientos.

El mayor también lo estaba, ambos se preguntaban quien podría estar tras Jingyi, porque lo querían a él?, quien era aquel líder  del que hablaron esos tipos?

- Jingyi debemos de buscar un lugar para refugiarnos.... Pronto se hará muy tarde...

- esta bien...

Mientras sizhui buscaba un lugar donde refugiarse Jingyi se dedico a recolectar algunas raíces ó frutillas que pudieran comer y unas cuantas ramas para poder hacer una fogata.

- Toma..- Jingyi extendió su mano hacia el mayor para entregarle algo de comida.

- gracias...

Jingyi no respondió solo se limitó a sentarse al otro extremo de la fogata, lo más lejos posible de sizhui y comenzó a comer en silencio.

El mayor solo se dedico a observar a su esposo de vez en cuando, quería decirle algo, pero no sabía que, tanto tiempo de convivir como dos deconocidos le estaba pasando factura, ahora no sabia como dirigirse a su esposo.

"esposo"

Realmente Jingyi y el eran esposos?, Claro que no, Sizhui jamás se ha portado como uno,  estaba muy lejos de serlo.

" Sizhui siempre serás mi mejor amigo!, los niños de mi Clan no te quieren pero yo si! "

"siempre voy a protegerte"

Resulta que Jingyi era el único que cumplió con su promesa, importandole muy poco si sufría en el proceso.

- Sizhui... ..

- mmh.. pasa algo?

- debemos de revisar tu herida...

- esta bien...

Y de nuevo ahí estaba el menor, ofreciéndole su ayuda.

. - todo parece estar bien... - dijo Jingyi, y de nuevo se dispuso a alejarse del mayor - es tarde debemos descanzar un poco... - y rápidamente se hizo un ovillo sobre el pasto quedado lo suficientemente cerca de la fogata para no pasar frío..

Sizhui sin embargo no podía dormir, por ello solo se dedico a observar las llamas del fuego hasta que esta se consumió por completo.

Dirigió su vista entonces a donde estaba Jingyi, el cual estaba profundamente dormido, la fogata se había apagado por completo dejándolos a oscuras.

Sizhui se levantó de su lugar y se sacó su túnica exterior y arropo con ella al menor ya que este estaba tiritando por el frío.

como acto reflejo Jingyi se acerco más a él, buscando un poco más de calor.

Sizhui no se aparto, en su lugar se acomodo a su lado y permito que Jingyi colocará su cabeza sobre su pecho.
A ais, bajo la poca luz que proporcionaba la luna observó el rostro relajado de JingYi, lo inspeccionó por un buen tiempo deteniéndose en cada parte de aquel bello rostro, en sus espesas cejas de un tono negro, tan negro como el carbón, en sus pestañas largas, su nariz perfilada, aquellos pequeños labios sonrosados que invitaban  a ser provados, entonces se atrevió a pasar las llemas de sus dedos por las mejillas del menor sintiendo aquella piel, tan tersa, suave como la seda.