Camino al interior del bar en busca de mis amigos, pero no los visualizo por ningún lado. Las personas se encuentran muy aglomeradas bailando y en más de una ocasión pasan golpeándome con sus brazos en la cara, provocando más de un disturbio en mis pasos.
Aún me siento azorada por la conversación que tuve con el idiota de Danniel. Me cuesta asimilar la idea de que él desee besarme o más bien, quiere que yo lo haga. Es algo realmente descabellado viniendo de una persona como él, quizás si yo hubiera seguido siendo un chico para sus ojos me trataría como una basura, eso no quiere decir que ahora no lo haga, pero quizás las cosas seria diferentes.
Sin darme cuenta me encuentro realizando movimientos oscilatorios con mi cuerpo al ritmo de la música, es una sensación libre y agradable aunque me encuentre sola se vuelve placentero.
—¡Hey, Ellie! —escucho a mis espaldas. Me giro y me encuentro con Azael, me está mirando con preocupación—. ¿Dónde estabas?, ¿estás bien? Ya te iba ir a buscar — comienza a escudriñarme con sus ojos, como si fuera una niña pequeña siendo regañada por su papá.
—Estoy bien, tranquilo —aseguro con una sonrisa.
Azael me observa con especulación por un instante, luego sonríe y me abraza inesperadamente.
—¡Ellie, eres tú! —Escucho a Jonny gritar en medio de todas las personas. Se acerca a mí con entusiasmo y me tiende un abrazo muy afectuoso—. ¡Dios, te ves muy linda!
Me quedo perpleja, Jonny jamás me diría eso a la cara sin sonrojarse o trabarse al decirlo. Me acerco de manera confidente a Azael para salir de las dudas.
—Esta...
—Si —me interrumpe de inmediato—, se tomó cuatro vasos de tequila y se prendió.
—Ya me doy cuenta.
—¡Ellie, ven, vamos a bailar! —me anima haciendo un puchero y no puedo evitar enternecerme.
—Claro, pero antes necesito un trago —digo señalando la barra. Azael asiente de inmediato y me lleva junto a él.
—Dame tres mojitos —le dice al chico de la barra.
De verdad que lo necesitaba, mi cabeza andaba dando vueltas por un lado equivocado que ahora, debía expulsar antes de envenéname erróneamente si después no quería lamentarme. El chico de la barra nos hace entrega de nuestros tragos, y antes de bebérmelo lo alzo al aire, Azael y Jonny imitan mi acción de inmediato.
—¡Por ti Azael, feliz cumpleaños! —exclamo sonriendo, y ellos enseguida me corresponde animadamente.
El sabor amargo invade mi garganta sintiendo un ardor reconfortante.
—¡Ahora a celebrar! —vuelvo a exclamar.
—¡Así se habla! —dice el moreno, tomándome de la mano para llevarme a la pista de baile.
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Fingiendo ser una de ellos [Completa] ✓
Dla nastolatkówSer idéntico a alguien trae sus propios beneficios. Ellie lo descubrió cuando se hizo pasar por su hermano mellizo quien, debido a un accidente automovilístico quedó en estado de coma permanente, teóricamente lo hizo para salvarle el futuro cuando n...