2. Eres débil

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Dejo de lado todas mis teorías y me centro en continuar con mi objetivo

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Dejo de lado todas mis teorías y me centro en continuar con mi objetivo.

Comienzo a interiorizarme y camino por un largo e impecable pavimento hecho de cemento, mientras me escabullo entre todos los estudiantes fingiendo ser una más de ellos con esa fachada característica de: "estoy aquí por plata".

Les sigo el paso, ya que únicamente se dirigían al internado, el cual sería nuestro hogar durante los siguientes meses. Entro al último edificio que se encontraba al final de todo el recinto. No tuve que detallarlo para aglomerar su efusivo prestigio, no esperaba menos de un colegio privado, menos cuando sus estudiantes se encargaban de satisfacerlo con sus ropas de marca y carácter indiferente.

Una vez adentro, me encuentro con tres escaleras; todas llevan al segundo piso. En un momento me sentí como si estuviera en un juego de suerte donde debía escoger la puerta correcta que me llevaría a mi destino. Decidí tomármelo en serio y fui precavida en debatirme internamente cuál escalera sería la correcta.

Después de una larga disputa y miradas extrañas de parte de mis futuros compañeros, me decidí por la escalera de en medio. Una elección acertada podría decir, ya que para mi gran fortuna ahí se encontraba el número de habitación que le habían asignado a Elliot, en este caso era mía. Sin embargo, al llegar arriba igual termine presenciando una escena nada amistosa o quizás la suerte no estaba de mi lado el día de hoy.

—¿Dónde crees que vas?

La voz grave y firme de un chico con fisonomía de superioridad; alto, cuerpo fornido y mirada penetrante, se dirigía a un chico con aspecto más débil y vulnerable.

—Y-yo... yo solo voy a mi cuarto —respondió el chico delgado con voz temblorosa.

El otro chico esbozo una sonrisa con mofa y cierta maldad se espacia por todo su rostro.

—¿Qué te hace pensar que yo compartiría mi habitación con alguien como tú? —Dio un paso al frente, quedando a una altura superior enseñando su autoridad y mando. El chico delgado pareció intimidarse notoriamente y bajo la mirada.

Su espectáculo llamó la atención de la mayoría de los estudiantes que estábamos en ese corredor. Todos expectantes y con un cierto deje de culpabilidad por no poder hacer nada al respecto.

—L-lo siento, Danniel... aquí me asignaron y...

—Lárgate —pronunció en un tono muy cargado y autoritario.

—¿D-donde? —preguntó el otro chico, con la humillación palpando su rostro.

El tal Danniel, le hizo un además con la cabeza señalando la puerta que estaba de mi lado.

—Los débiles van de un lado de la línea, no vuelvas a cruzarla —le advirtió en un tono frívolo y grotesco.

—Entre perdedores se entienden. —Agregó un chico de cabello oscuro, quien venía saliendo de mi supuesta habitación.

Fingiendo ser una de ellos [Completa] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora