Capítulo 3

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Me desperté con una nariz empujando la parte posterior de mi cabeza.

—Hola, dormilón.

Abrí los ojos y me di cuenta de que apenas era de día y Louis me estaba sonriendo.

—¿Qué pasa? —Gruñí.

—Nos vamos a casa. —Dijo Louis. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba vestido. —No queríamos que te despertaras y pensaras que nos habíamos ido.

Me di la vuelta para ver que Liam también se estaba vistiendo.

—Son las seis menos cuarto de la mañana.—Me dijo Liam mientras se abotonaba camisa.— Será mejor que nos vayamos antes de que se despierte todo el hotel.

Louis me dio una cachetada juguetona en el culo.

—Y tengo que ir a la iglesia.

—¿Iglesia? —Repetí, mi voz aún espesa por el sueño. Me froté las manos en la cara—. ¿Qué día es hoy?

—Es lunes. —Se rio Liam.— La iglesia de Louis está abierta todos los días.

La sonrisa de Louis se ensanchó y luego me miró.

—Vuelve a dormir. Nos vemos luego.

—Mhhmm... —Tarareé, aún medio dormido.

Louis se rio, y no pude evitar sonreírle. Se inclinó y me besó la mejilla.

—No puedo esperar a esta noche.

Liam negó con la cabeza disculpándose antes de sacar a Louis de la cama.

—Vamos. Déjalo en paz. Está de vacaciones. —Entonces me miró y me dijo.

—Te veré en el desayuno.

Ellos se fueron y me quedé tendido allí, tumbado en la cama de tamaño king, yo solo. Olía a nosotros. A lo que hicimos anoche. Dos veces. Cómo habíamos follado la primera vez en el borde de la cama, yo enterrado en Louis, Liam enterrado en mí. Luego, los tres nos habíamos acostado en la cama besándonos y tocándonos hasta que formamos un triángulo, dando y recibiendo mamadas. Había sido increíble. Había sido mejor que increíble.

Intenté no pensar en la dinámica ni en lo que significaba. Decidí seguir la corriente. Quiero decir, ¿por qué no? Era sólo por diez días. Así que durante los próximos diez días, follaría y me follarían tanto como mi cuerpo pudiera soportar, y luego volvería a Alabama, a mi negocio en quiebra, y a lo que quedaba de mi miserable vida. Si diez días era todo lo que tenía, iba a aprovecharlo al máximo.

Me di la vuelta y puse la almohada debajo de la cabeza. Cuanto más pensaba en Louis y Liam, más sonreía. Eran tan diferentes, pero tan compatibles. Había sido difícil no querer a Louis desde el momento en que lo conocí. Tenía un encanto innegable, un magnetismo. Liam, por otro lado, era más reservado. Al principio parecía esnob y frío, pero luego me había sonreído y me calentaba todo el tiempo. Liam parecía ser el que controlaba el entusiasmo de Louis. Él era el responsable, el que cuidaba de Louis, y parecía que Louis lo necesitaba, incluso le gustaba. Pero Louis era el que les daba vida, el que mantenía a Liam alerta. Era como si Louis fuera un adolescente y Liam fuese el adulto, a pesar de que ambos estaban a mitad de su veinte, quizás un poco más, más o menos como yo.

Eran el equilibrio perfecto.

Sabía que había sido idea de Louis incluirme. Ya lo habían dicho antes. Así que aunque Liam me incluyera por insistencia de Louis, no me importaba. Incluso si Liam me toleraba sólo porque su novio quería jugar a los tríos durante diez días, lo aceptaría. No parecía haberle importado tener las pelotas metidas en mi culo anoche. O cuando metí su polla en mi boca y me tragué todo lo que me dio. No le había importado en absoluto. Sonreí al darme cuenta de que habían dormido en mi cama. Nos habíamos dormido con Louis en el medio, todos acariciándonos, todos saciados. Y se habían quedado, sólo para despertarme cuando se iban, así que no pensé que simplemente me habían follado y se largaron.

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