Capítulo 13

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Realmente necesitábamos hablar. 

Habían pasado tantas cosas tan rápido, y como ahora éramos técnicamente un trío, realmente necesitábamos hablar. Así que recogí mi bolsa de mi antigua habitación, Louis bajó las escaleras y trajo café y ensalada de frutas para los tres, y Liam revisó sus correos electrónicos. Y durante el resto de la mañana, eso fue lo que hicimos. Nos sentamos en el apartamento y hablamos. Les dije que había hablado con Dee, y tanto si era correcto como si no, ella me había contado un poco sobre sus familias. Tomé la mano de Louis y le dije que sabía que sus padres lo habían echado cuando tenía diecisiete años. Asintió y suspiró.

—Sí. No siempre fue fàcil. —Dijo despectivamente. Luego se iluminó.— Liam siempre se mete conmigo y cree que soy un poco obsesivo compulsivo con el apartamento. Suelo pasar la mayor parte del tiempo limpiándolo, asegurándome de que todo esté en su sitio. —Louis me miró entonces y me dio una sonrisa triste.—Probablemente te moleste y te vuelva loco, pero me gusta asegurarme de que sea un buen lugar para vivir, ¿sabes? Porque no siempre tuve eso.

Asentí lentamente. Creí que lo había entendido.

—¿Algunos de los lugares donde te quedaste no eran muy agradables?

Liam frotó la espalda de Louis, y Louis se encogió de hombros.

—No muy agradables, no. Y sé lo que es no tener nada. —Respiró profundamente.— Sé lo que es no tener un hogar, y ahora que tengo uno, quiero asegurarme de que esté limpio y hogareño... —Sus palabras se desvanecieron mientras miraba a su alrededor.— Eso probablemente no tiene ningún sentido para ti.

Le apreté la mano.

—Tiene mucho sentido, Louis.

Entrelazó nuestros dedos. Liam le besó la mejilla, Louis le sonrió y luego volvió a suspirar.

—Cuando me fui de Nueva York, no tenía mucho. ¿Sabías que es más barato pagar un billete nocturno en un autobús Greyhound que pagar una noche en un motel? — Agité la cabeza. —Yo tampoco lo sabía. —Terminé yendo hacia el sur, tan al sur como pude. —Explicó Louis.— Terminé aquí en Key West. A pesar de ser menor de edad, me metí en un trabajo recogiendo vasos y almacenando congelados en un bar local. Les dije que no quería dinero, sólo algo de comida, tal vez una cama. —Oh, joder. Mi estómago dio un salto mortal al suelo. Louis miró hacia la nada y pude ver que estaba recordando ese momento de su vida. —Podría haber caído fácilmente en el consumo de drogas. Muchos de los chicos con los que salí lo hicieron. Algunos se engancharon. —Louis agitó la cabeza, como si se estuviera sacudiendo un mal recuerdo. Luego me miró y me pregunto. —¿Quieres saber lo que hacía todos los días? —Asentí. —Nadé. —Dijo.— Solía estar en un club de natación en casa, entrenado todos los días. Así que fue agradable tener algo familiar, ¿sabes? —Él sonrió.— Además, el agua estaba justo ahí, y no me costaba dinero nadar en el océano.

—Oh, Jesús... —Susurré.— Lo siento.

Mientras yo lloraba, él sonreía con su sonrisa habitual.

—No estés triste, Harry. Porque poco tiempo después me engañó una negra loca de Barbados, que me presentó a Li. —Dee. Dee lo había acogido. Louis se rio. —Ella sintió lástima por mí y me alimentó. Me ofrecí a limpiar el café por las molestias causadas, y ella se quedó allí con la mano en la cadera y me señaló con el dedo. —Entonces Louis hizo una perfecta imitación de ella.— Joven, estará aquí a las once de la mañana en punto todas las mañanas. Te lavarás y limpiarás y harás lo que sea que te diga que hagas. Vendrás a casa conmigo y te asearás, jovencito. Tengo una habitación libre y un asiento en mi mesa que te costará una semana de trabajo. —Sonreí ante su imitación de Dee. —Así que eso es lo que hice. —Dijo encogiéndose de hombros.— Ella me alimentó y me dio una cama, y yo le di trabajo gratis. Era el trato más dulce que había hecho.

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