Capítulo 1

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El vestíbulo del hotel era hermoso. Los muebles combinaban con los suelos y las vigas de madera oscura, las paredes blancas y el techo de catedral. Me recordaba a las fotos que había visto en los folletos de Tahití, que no eran realmente lo que esperaba de un hotel en Key West.

No es que realmente supiera qué esperar. Nunca antes había salido de Alabama. Se suponía que mis primeres vacaciones fuera del estado habían sido para dos personas, dos semanas románticas, aisladas, privadas e íntimas. Con un suspiro de resignación, dejé mis maletas en la recepción.

El hombre que me miró era alto, con pelo castaño caramelo, más corto de los lados y peinado en un hermoso tupé, ojos color avellana y una sonrisa hermosa, de labios llenos pero profesional. Su etiqueta con su nombre decía que era...

Liam.

—Hola, soy Harold Styles. —Le dije— Tengo una reserva.

—Ah, sí —dijo, escribiendo en su teclado—. Styles y Mackey. Te hemos estado esperando.

Me tragué el nudo en la garganta.

—En realidad, sólo es Styles. La mitad Mackey no vendrá.

Traté de parecer que no me molestaba, como si fuera mi elección estar aquí solo, pero mi sonrisa vacilante me debió haber delatado. Liam me miró fijamente durante un largo e incómodo segundo antes de parecer que recordaba su posición profesional.

Me entregó una llave y me dijo.

—Te mostraré tu habitación.

Había elegido el hotel más pequeño y más personal por la privacidad. Había doce habitaciones en total, lo que aseguraría que nos dejarían en paz y que no estaríamos bajo la mirada entrometida de muchos otros. No es que importara.
Ya no más.
También era un hotel gay friendly, donde podíamos haber sido nosotros mismos, sin ser juzgados, sin miedo.

Eso ya no importaba.

Después de salir de detrás de la mesa de recepción, Liam recogió la bolsa del suelo cerca de mis pies. Había una sonrisa en sus ojos mientras me guiaba a través del vestíbulo hacia un patio junto a la piscina.

—Estás en la habitación siete.—Dijo liderando el camino. Había pequeñas habitaciones estilo bungalow alrededor de la piscina, pero toda el área se abría a la arena y a Golfo de México.

Liam sonrió al ver mi distracción ante la vista.

—El restaurante está abierto hasta las dos del mediodía para almorzar, de seis a diez para cenar. El bar está abierto desde el almuerzo hasta bien entrada la noche. —Hizo un gesto con la mano hacia el bar de la piscina con un techo de paja.

Abrió la puerta de mi habitación, entró y puso mi bolsa en la cama. La habitación estaba decorada en blanco, con el suelo oscuro y el único color era la pintura verde lima sobre la cama...la enorme cama de tamaño King.

Era hermosa.

Liam aclaró su garganta para llamar mi atención. Su cabello castaño, su piel hermosa y sus ojos caramelo eran una combinación interesante. No había ninguna duda de que era un tipo muy apuesto.

—No todos nuestros huéspedes vienen aquí con un compañero.— Dijo, algo diplomáticamente.— Así que por favor siéntete libre de echar un vistazo, y esta tarde, si te encuentras en el bar, puede que encuentres a otros que están...Bueno...Buscando compañía.

Parpadeé ante su descarada suposición.

—Uh...

—Disfruta de tu estancia. —Añadió Liam profesionalmente.— Y si necesitas algo, asegúrate de decírmelo. Si no estoy aquí, cualquier otro miembro del personal te ayudará. —Y con otra sonrisa, se dio la vuelta y salió, cerrando la puerta tras él.

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