Capítulo 11

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Hubo un largo silencio.

-¿Qué?

Suspiré y repetí lo que ya había dicho.

-Si estuviera considerando vender el restaurante, ¿estarías en condiciones de comprarlo?

Hubo otro golpe de silencio.

-Harry, ¿qué vas a hacer?

-Aún no estoy seguro. -Respondí honestamente. No estaba seguro. No tenía ni idea-. Estoy sopesando mis opciones. Puede que ni siquiera ocurra todavía. Sólo quería consultarlo contigo.

-No quieres volver a casa. -Susurró ella.- Sé que las cosas no van bien para ti ahora mismo, pero este negocio era tu bebé. ¿Recuerdas?

-Lo sé... -Me di por vencido-. Quiero decir, sí, lo fue. Cuando la gente no quería arrancarme la cabellera o quemarme en la hoguera. Pero ya viste cómo están las cosas. Si vuelvo allí, probablemente cerraré las puertas en unas semanas de todas formas.

Jade estaba callada de nuevo, y yo sabía que ella sabía que yo tenía razón. Ella suspiró.

-No tomes decisiones precipitadas, Harry.

-No lo hago, Jade. Por eso quiero que lo pienses primero. No me contestes ahora, pero si te ofrezco el negocio... -Luego modifiqué. - Bueno, toda la propiedad, planta y equipo de todos modos. -Dios sabe que no había nada de buena voluntad para vender.- Llamaré al contable y conseguiré las cuentas del año pasado, menos depreciación. Tengo una buena idea, pero deberíamos hacerlo bien.

-Harry...

-Si no lo quieres o lo que sea, puedes decírmelo, Jade. -Le dije.

-No es eso. -Contestó ella con otro suspiro.- ¿Qué vas a hacer?

-Uhm, quedarme aquí.

-¿En Key West?

-Bueno, sí. Pero me quedo aquí, en el hotel. -Hubo otro golpe de silencio.

Entonces ella le preguntó.

-¿Con esa otra pareja?

-Sus nombres son Louis y Liam -Dije.- Y sí, me han pedido que me quede.

-Jesucristo, ¡Harry! -Gritó-. ¿Después de sólo dos semanas?

Sabía que era apresurado. Sabía que era rápido.

-Es... Complicado...-Le comenté.

-Apuesto a que sí. -Resopló.

Entonces ninguno de los dos habló durante un rato. Yo no la empujé. Tenía mucho que asimilar. Y yo también. Volvió a suspirar.

-Suena como si ya te hubieras decidido. - Me encogí de hombros, aunque ella no lo podía ver.

-¿Para qué tengo que ir a casa?

Su respuesta fue tranquila.

-Por mí. - Fruncí el ceño y me tragué el nudo en la garganta.

-Jade...

-Lo sé, lo sé. -Respondió ella. Y ella lo sabía. Sí, era mi mejor amiga, y la quería mucho. Pero eso no era suficiente, y ambos lo sabíamos.- ¿Qué quieres que diga, Harry?

-Quiero que me digas que está bien. Que siga a mi corazón. Que aproveche la oportunidad de alcanzar la felicidad. -Respondí.- O quiero que me digas si crees que soy tonto por considerarlo, y que me recogerás mañana en el aeropuerto. - Se rio por teléfono.

-Sí. Creo que eres un tonto. Es una maldita locura, en realidad. Como si hubieras tomado demasiado sol o aire salado o algo así. -Dejó que sus palabras colgaran en el aire entre nosotros durante un largo momento, luego volvió a suspirar y su voz fue más suave.- ¿Pero qué clase de amiga sería si no quisiera que fueras feliz? -El aire salió de mis pulmones a toda prisa. Entonces me reí.

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