Nos acercamos a Carlisle y a Esme para contarles lo que nos dijo Draco y Carlisle nos sonrió y nos dijo que estaba muy feliz de que hayamos manejado la situación con mucho orden, madures y educación. También le dijo a Edward que si se iba con ellos o se iba solo y él solo le dijo que me acompañaría a casa a lo que su padre acepto al igual que su madre, ellos son verdaderos padres, ellos aman a los chicos, aunque no sean de sangre y los cuidan como si fueran de su misma sangre. Amo a este clan de vampiros, nunca conocí a unos tan agradables como ello, excepto por Steve. Steve era un compañero de cuarto que, aunque fuera vampiro murió a manos de Greyback, ese hombre lobo me quito al único chico de mi dormitorio que no me decía de nombres por no gustarme las mujeres. Edward tomo mi mano y empezó a caminar conmigo, yo lo guiaba rumbo a la casa de los Jones, la casa donde antes no había casi amor y ahora mucho gracias a Teddy y Edward. Esa casa será un lugar nuevo, un lugar donde podrás ser quien quieras, amar a un hombre o a una mujer y no importará. En ese lugar podrás ser tu mismo.
Estábamos llegando a la casa y note a siete personas paradas enfrente de mi casa, eran los Davis y los Miller. Tenía miedo, miedo de que vinieran a decirme que Scarllet y Chloe no podían salir más conmigo por los negocios que tenían nuestras familias, no sabía que hacer así que solo sonreí. Scarllet se acerco a mí de primera y me abrazó, luego se unió Chloe y luego Ryan se unió para que yo me relajara y los abrazara de vuelta aun con Teddy en brazos. Los Señores Davis y Miller me miraron y luego miraron a Teddy y me dedicaron una pequeña sonrisa al verlo dormido en mi hombro, se apartaron dándome espacio y entrar en mi propiedad a lo que Edward siguió mis pasos y me acompaño adentro. Al ingresar a la casa sentí la sensación de paz porque no había nadie, nadie de nadie, bueno hasta que el cuadro de mi abuelo empezó a hablar de traidores, vampiros y un mestizo en la casa y blah, blah, blah.
-¿Ese quién es?- me pregunto cuando se escuchaban quejidos y gruñidos de mi abuelo.
-Es mi abuelo, no te preocupes solo es su cuadro-dije le pase a Ted y el sonrió- UN CUADRO QUE SI NO SE CALLA LO QUEMO- cuando dije eso se callo y mi novio soltó una carcajada.
-Tu pon a Teddy a dormir y yo pondré esto en la cocina- tome a Ted que al parecer tenía el sueño pesado y lo acomode en mi cama y le puse unas almohadas alrededor por precaución.
Baje las escaleras y al final de ellas se encontraba mi novio-vampiro, eso es raro y yo vengo de un mundo donde raro no es una buena descripción.
-Déjame ayudarte a limpiar un poco, te vez cansado y aún tienes tu yeso en la mano- yo asentí con una sonrisa- vamos por las cosas.
Lo guie a la bodega donde estaba todo lo de limpieza, mi madre se la pasaba entrando y saliendo de este lugar y no me dejaba ayudar. Siempre que le daba mi ayudaba me decía que la limpieza del hogar lo hacían las mujeres y eso siempre se me hizo estúpido, pero yo no podía decir nada porque sino me iba muy mal.