4. Sacrifícate por el equipo

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Jimin POV.



Con Jungkook todo era solo mamadas. Nuestra situación era así y no era como si me molestase porque por algo se lo permitía, pero ya podía ir dejando tanta mierda y tratarme de mejor manera, pero él sólo seguía viéndome como a una puta a la que le pedía mamadas cuando se le daba la gana.

Había perdido la cuenta de cuántas le había hecho, y aunque me pusiera a sus pies o intentara romper el hielo con él, simplemente seguía tratándome como el demonio y con sus comentarios homofóbicos de mierda. Claro, yo hacía caso omiso a todo eso, pero me costaba comprender por qué se comportaba de esa manera conmigo.

- Eres un jodido bastardo, ¿Lo sabías? – espeté con voz áspera, me había golpeado en el labio, porque le enojó que le dijera que el que no me follara no cambiaba el hecho de que le gustaba que un hombre se la chupara. Se acomodó el pantalón para salir del baño de la universidad pero yo me puse en su camino bloqueando la puerta - ¿No dirás nada? – mi labio sangró un poco, podía sentir el sabor agrio en mi boca.

- No voy a follarte, porque no quiero – respondió cabreado – Solo son mamadas, no te creas la gran cosa, incluso intento no mirarte porque me da asco saber que eres un hombre – parecía que lo único que podía salir de su boca era puro veneno – Eres igual a todas las putas con las que follo, que seas hombre no te hace especial.

- ¿Y eso te da el derecho de tratarme como a una mierda?

- Trato así a todo el mundo.

- A tus amigos "maricas" no.

- A mis amigos no los uso para que me hagan mamadas – su respiración estaba siendo forzada, podía sentir su sangre hervir con tan sólo mirarme. Me odiaba, eso sentía.

Me hice a un lado y dejó el baño. La puerta se cerró de un golpe que retumbó en mis oídos.

Me agobiaba cada vez que tenía un encuentro con él, porque no solo eran sus insultos lo que tenía que soportar sino también el que me jalara del cabello, el que siempre me obligara a arrodillarme, que me empujara o incluso que me golpeara. Escupía odio cada vez que me hablaba.

Me gustaba verle tan frustrado e irritado, porque me odiaba e intentaba rebajarme pero al mismo tiempo me obligaba a chupársela cada vez que él me buscaba.

De todas formas, a pesar que estuvimos unas semanas de esa manera, nada afectaría la forma en la que yo vivía mi vida. Seguía yendo a su casa para que sus dos amigos me follaran, porque con ellos sí la pasaba bien y me satisfacían. Lo mismo con el sexo casual con otros chicos en fiestas o compañeros de universidad.

Estaba bien con eso, excepto las veces que recordaba aquel dolor que estaba calado tan profundo dentro mío que me hacía querer estar días sin salir de mi habitación. Ver a Taemin con Minho me acribillaba, era como un conjunto de balas y puñales que me atravesaban y no lo podía soportar. Lo veía feliz, lo veía tan bien con él, abrazándolo y besándolo, dándole todo el amor que antes sentía por mí pero que ya no me pertenecía.

Hoseok y Jin siempre me salvaban de las peores situaciones, donde terminaba dejando lo poco de dignidad que me quedaba, generando escenas vergonzosas o patéticas hasta el punto de que la gente me mirara con pena.

Había una fiesta en un complejo de departamentos que uno de los chicos del equipo de baseball había organizado. Fue un sábado, y solo había habido una fiesta allí la cual había terminado en la llegada de la policía que pudo arrestar a unos pocos, porque el resto salimos corriendo, y les dejaron en prisión por unos días hasta que los liberaron bajo fianza. Había droga en todas las fiestas, y por eso debíamos cuidarnos de los uniformados.

• Te sigo a la oscura perdición, cariño (Parte I) ~ [KOOKMIN] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora