Jimin no pudo hacer nada para evitar que su madre le atosigara con preguntas sobre su cita en la playa. Seguía buscando el apoyo de su esposo para hacer entrar en razón a Jimin pero el hombre era demasiado despreocupado con el tema, además de haber dicho que Jimin ya era mayor y que quedaba en él decidir con quién salir y con quién no.Su madre abrazó a su hijo diciéndole que él siempre sería su niño pequeño y que ella tenía que juzgar por sí misma quién era buen candidato. Jimin sabía que si le decía de quién se trataba, claro que iba a juzgarle, ya lo sabía de ante mano porque algo que su madre no sabía, era que ya había juzgado a su candidato.
Prefería ahorrarse que su madre se preocupara, aunque a ella le picaba la curiosidad cada vez que él le comentaba a dónde le llevaba. Ella ya le tenía como un chico romántico, y Jimin no podía dejar de reír por sus adentros porque no era así para nada, o quizás Jungkook tenía ese lado oculto, uno que no puede apreciarse a simple vista y que no puede verlo cualquiera.
Su madre también le recriminaba el hecho de que estuviera sonriendo todo el tiempo. Es que sí, la mujer se moría de intriga, tenía todo el derecho de querer saber quién andaba adueñándose de los suspiros de su hijo, porque quería felicitarle y quería conocerle. Aun así era su padre quien solía ser más romántico e idealista, cuando ella era más centrada, pero cuando se trataba de su hijo no podía evitar enternecerse cuando él se veía tan feliz.
Y es que sí, Jimin estaba feliz. Se había acostumbrado a tener una sonrisa bobalicona todo el día, a estar pendiente de su celular por cualquier posible mensaje que le llegase, a estar a la espera de cuándo sería la próxima vez que le viera o tuvieran una cita. También se había acostumbrado a esa abrumadora pero agradable sensación en su estómago, esas mariposas que aleteaban en su interior y le hacían latir el corazón. Jimin adoraba estar así de bien con alguien, así de conectado.
El rubio pensaba en que aquello era lo mejor de las relaciones, cuando éstas sacan lo mejor de uno, cuando te hacen más hermoso, cuando te hacen brillar más de lo normal. Y no es que Jimin no pudiera brillar por sí sólo, es que estando con Jungkook simplemente se sentía imparable.
Lo que más le reconfortaba de todo eso, era el poder ser él mismo, y por eso se sentía tan pleno. Jungkook no le rechazaba como al principio, en cambio parecía responder positivamente a todo lo que él hacía y le daba. Llegaron a un punto donde ambos se encontraban a la misma frecuencia, y eso era difícil de encontrar. Él expresaba los tontos pensamientos que tenía respecto a ellos dos y no le avergonzaba porque Jungkook parecía estar bien con ello. Él no tenía que estar reprimiéndose más, porque si quería llenar de besos el rostro del pelinegro en un arrebato de cariño empalagoso, Jungkook abría sus brazos y le abrazaba listo para recibir todo lo que tenía para dar.
- Algún día lo sabré – dijo su madre mientras leía una revista en la sala.
- Hye, corazón, no le acoses más de la cuenta y dime si la salsa está bien así – su padre suspiró sonoramente. Su esposa era un caso.
- ¿Cómo quieres que lo deje pasar así cuando tiene esa cara de que alguien ha flechado su corazón? – apuntó con el dedo a Jimin quien estaba mirando su celular, leyendo los mensajes de Jungkook – Necesito saber el nombre del responsable.
- La salsa, Hye, la salsa – le recordó el hombre, acercando la cuchara sopera al rostro de la mujer.
Bueno, debía tener sólo un poco de paciencia. Pronto se enteraría.
Por otro lado. Jungkook había pasado pocas horas con su padre, quien no dejaba de hacerle sentir como una mierda. Aquello era normal así que no esperaba otra cosa.
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• Te sigo a la oscura perdición, cariño (Parte I) ~ [KOOKMIN] •
FanfictionJeon Jungkook realmente no quería que todo aquello sucediera, porque prefería morir antes que terminar acostándose con un hombre. Abusivo y sin noción del respeto mutuo, Jungkook comenzará a cuestionarse la forma en la que había estado viviendo cuan...