Jimin POV
Había comenzado a darle suaves besos a Jungkook en el cuello. A penas habíamos vuelto de darnos un baño. Estábamos relajados al tener toda la casa para nosotros solos, mis padres ya se habían ido a sus respectivos trabajos. Por lo tanto yo no tardé en comenzar a ejecutar mi plan ni bien estuvimos nuevamente en mi cama.
Mis besos se volvieron bastante subidos de tono cuando comencé a juguetear con mi lengua sobre el lóbulo de su oreja, lentamente. Mordía y estiraba la piel a la vez que escuchaba los suaves suspiros que él soltaba. Él estaba tan relajado que estaba recostado totalmente sobre el colchón conmigo encima suyo y dejando que yo hiciera lo mío. Ambos ya estábamos desnudos, por lo que no perdí la oportunidad de restregarme sobre él, rozando nuestras entrepiernas.
Mordí con fuerza su oreja y él soltó un gruñido.
- Lo prometido es deuda... - susurré en su oído, haciéndole abrir los ojos. Me erguí y estiré hacia un lado para llegar al cajón de mi mesa de noche y abrirlo, hurgando en él para sacar algunas cosas. Jungkook abrió sus ojos con atención cuando me senté sobre él a horcajas y con dos trozos de soga color rojo en mis manos.
- ¿Jimin...? - siguió mirando mientras yo tomaba sus manos, atando las sogas a sus muñecas - ¿Qué harás? - sonreí al ver su rostro algo pasmado por la situación. Me encargué de atar el extremo libre de cada soga a las esquinas de mi cama, dejándole con los brazos extendidos hacia cada punta.
- Te haré sentir muy bien, cariño... - los ojos negros y bien redondos con los que me miraba me hizo sentir ternura y algo de culpa por unos segundos, terminé soltando una risita - Aunque también te haré sufrir un poco... - me restregué contra él nuevamente, sintiendo cómo se ponía cada vez más duro y obligándole a soltar una exhalación forzosa - ¿Te pone caliente estar atado? - alcé una ceja.
- No lo sabía hasta ahora... - su cabello estaba levemente mojado por la ducha. Su hermoso y amplio pecho se inflaba para tomar aire.
Me moví saliendo de encima de su cuerpo y le observé con una sonrisa, satisfecho por tenerle así de vulnerable y sólo para mí. Él podía notar lo tanto que me gustaba verle así, sus ojos se clavaban en los míos, esperando por mi próximo movimiento.
- A mí me pone caliente tenerte así... a mi merced.
Me incliné hacia delante, abrí mi boca y saqué mi lengua para pasarla contra uno de sus pezones. Me gustaba lamerle pausadamente, por lo que me tomé mi tiempo, sintiendo bajo mi lengua la dureza de su pezón, rodeándole con mi lengua, con lentos movimientos circulares. Lo encerré con mis labios, chupando y haciendo succión. Gimió por lo bajo, arqueando su espalda un poco. Luego fui hacia su otro pezón y de igual manera lo humedecí, llenándole de mi saliva, produciendo sonidos con mi boca. Mordí más fuerte y él se contrajo un poco, moviendo sus brazos pero las ataduras no le dejaron hacer más que eso.
Comencé a lamer su pecho y subí por sus clavículas. Dejé un camino de besos húmedos, mordisqueando y chupando, dejando marcas rojas en su piel, algo que siempre estuve tentado a hacer. Apreté con una de mis manos su pezón derecho, jugando con él a la vez que besaba la piel sensible de su cuello.
Poco a poco comenzó a soltar jadeos, a veces más sonoros, a veces menos.
Mientras más succionaba su piel, generando un leve dolor, más me gustaban los sonidos que él producía. Con mis dedos índices estimulé ambos pezones, con movimientos rápidos, estaban duros y mojados. Comenzó a moverse un poco más impaciente y mordí su cuello con fuerza, tironeando de su piel. Gimió en mi oído, me excitaba demasiado.
Me alejé y aprecié su cuerpo, recorriéndole con la mirada. Me volvía loco la simple idea de tenerle así, sus brazos extendidos generando cierta resistencia a las ataduras en sus muñecas, los músculos de sus hombros y pecho completamente tensados, su abdomen igual, se contraía cada vez que exhalaba con dificultad. Sus piernas con sus músculos perfectamente marcados, la leve capa de sudor sobre ellas las hacía irradiar un cierto brillo. Por último, su polla ya completamente erecta contra su abdomen.
ESTÁS LEYENDO
• Te sigo a la oscura perdición, cariño (Parte I) ~ [KOOKMIN] •
ספרות חובביםJeon Jungkook realmente no quería que todo aquello sucediera, porque prefería morir antes que terminar acostándose con un hombre. Abusivo y sin noción del respeto mutuo, Jungkook comenzará a cuestionarse la forma en la que había estado viviendo cuan...