-¿Opciones?-

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Adrien

Atribuiré este delirio mental a mi cansancio, no encuentro otra explicación lógica a todo lo que mi imaginación creo, fantaseando con... la "rata Dupon".

—Estas no son horas de llegar a su cita, Señorita Cheng—. Reclamar de "x" tema, fue lo único que se me vino a la mente. Todo con tal de que ella no se hiciera ideas, respecto a mi desvariado coqueteo de hace un momento.

—Us-usted hubiera llegado minutos después, de no haber sido por mí, que detuve el ascensor—aparte de fea, respondona.

—Soy el jefe, puedo llegar a la hora que se me venga en gana—ignoré sus últimas palabras.

—Al contrario, debería ser un ejemplo—se defendió.

—Que buen consejo—ironice— dígame ¿lo aplica usted en su empresa? —contrataque. Si va a ponerse pesada, que se atenga a las consecuencias. Ella no respondió, desvió su rostro apretando sus labios. Luego, comenzó a rebuscar en su cartera.

—Non, ça ne peut pas être! ¡No, no puede ser! —se lamentó. No le pregunté el porqué de su angustia. No me interesó saber.

Marinette.

Pensar que creí que se trataba de un chico lindo y afable y, fue todo lo contrario. Agreste tenía de amable lo que yo de positiva. Para rematar, por ayudar a este imbécil malagradecido, la pantalla de mi Tablet se quebró. Saqué el articulo para verificar que aun encendía, pero está estaba muerta.

—Mi día no puede ir peor—lloriquee. La ruta de regresó a casa estaba en ese aparato.

—Lo mismo opinó—bramó entre dientes. Definitivamente, Adrien Agreste es un cretino.

—Por su culpa mi Tablet está rota—le reclamé, mostrando mi aparato y encarándolo.

—¿Disculpa? —enarcó una ceja y su despectiva mirada taladro mi ser, aun así, me mantuve firme.

—Su disculpa no me sirve.

—Yo no me estoy disculpando...

—¡Detuve el ascensor para usted y mi Tablet se dañó! —le confronté, señalando la pantalla quebrada.

—Me ayudaste porque asumiste que era otra persona.

—¿¡Qué?!—su respuesta no tenía lógica. Le ayude porque...bueno es cierto, si hubiera descubierto que era él, juró que presionó el botón para que las puertas se cerraran más rápido.

—No te hagas la desentendida, acabas de darte cuenta de que era yo. Encima, estabas embobada con mi presencia. Si hubiera sido otra persona, ni por asomo me reclamarías por tu objeto desfasado y dañado.

Quería estamparle mi Tablet en todo su bello rostro. Adrien Agreste es un tipo insoportable. Apreté mi mandíbula y me giré a ver las puertas del ascensor, era inútil discutir con idiota cómo él. Guardé mi aparato; traté de calmar mi disgusto ante mi batalla perdida, apreté con fuerza mis puños, mis uñas sin duda dejarían una marca en la palma de mis manos.

El Hada de las Costuras // Adrinette// +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora