Embrújame

Capítulo XI - Incertidumbre

Aturdida, por el calor y el punzante golpe que había recibido en la sien, Hermione sentía el horror ceñirse sobre ella al tratar de proteger a una joven embarazada del derrumbe de la casa que escasamente los protegía; los hechizos por fuera detonaban consiguiendo que la estabilidad de la vivienda se debilitara rápidamente.

Los pensamientos se agolpaban en la mente de Hermione tratando de encontrar una salida a la par que repasaba los últimos eventos:

Nada más al llegar, Harry y ella tuvieron que separarse de Paul Ducret, ya que él tuvo que auxiliar a uno de sus compañeros heridos mientras que el par fue a poner a salvo a unos ancianos atrapados en un granero; los hechizos de los atacantes eran hábiles y feroces, por lo que muchos de los habitantes poco podían hacer para defenderse. Después de poner a salvo a otras personas, un joven se acercó a Hermione y a Harry para hacerle saber que una joven embarazada estaba atrapada con sus sobrinos.

Hermione y Harry fueron guiados por el muchacho ocultándose detrás de casas y árboles para evitar ser detectados, sin embargo no pudieron eludir una explosión cercana que los mandó al suelo y los obligó a arrastrase hasta resguardarse detrás un tractor. Tras avanzar un poco más se encontraron con una disyuntiva: una zona descampada los separaba de la casa señalada, por lo que debían ponerse al descubierto por varios metros para llegar. Sin pensarlo dos veces, Harry les ordenó avanzar mientras él salía a desviar los hechizos y así despejar el trayecto; con el corazón azorado de dejar atrás a su amigo, Hermione al ver el tramo libre sujetó la muñeca de su acompañante y ambos corrieron hacia la maltrecha casa, entrando de inmediato

La casa crujía, pero a pesar del caos, unos lloridos se alcanzaban a escuchar. Hermione y el joven siguieron el sonido y encontraron a la mujer embarazada y a los niños escondidos en un baño al fondo de la vivienda. La chica al identificar al joven, inmediatamente quiso ponerseen pie pero no lo logró debido a una herida en la pierna.

Un fuerte hechizo chocó contra la casa y la desestabilizó aún más; Hermione sabía que tenían que salir de allí a como diera lugar.

Hablando unos instantes, la joven mencionó el sótano encantado de sus vecinos al que ella y sus sobrinos pretendían llegar antes que resultara herida, fue así que después de algunas ideas, Hermione concluyó que la opción era llegar a aquel sótano: primero llevando a los niños, luego a la mujer herida. El joven se propuso para llevar a los infantes y volver, quedándose Hermione a con la chica. Aguardando el momento adecuado, el joven salió con los niños dejando a ambas mujeres rogando que lograran llegar y ponerse a salvo.

Todo marchaba, en la medida de lo posible, conforme al plan, hasta que un fuerte maleficio impactó sobre la estructura mandando a Hermione al suelo. Un profundo dolor de cabeza se instaló en ella sintiendo la necesidad de cerrar sus ojos y tratar de acompasar su respiración.

– Tu es blessé! – señaló la joven la frente de Hermione que empezaba a sangrar.

– Ne t'en fais pas! – trató Hermione de tranquilizarla, pero ella misma se sentía inquieta ya que empezaba a marearse aunado con la evidente necesidad de salir de allí. Un nuevo maleficio chocó, llevando la tensión de las mujeres a otro nivel, uno en el que una mujer embarazada no debería estar.

Parecía que el tiempo se aceleraba, dando poca tregua para actuar. Hermione tenía que tomar una decisión, sintiendo la tensión y el terror de las consecuencias de fracasar.

La castaña se acercó e inspeccionó a la joven, quien estaba al borde del colapso; Hermione le tomó el rostro y trató de conectar con ella: – tu dois me faire confiance! – con lágrimas la otra asintió y Hermione revisó nuevamente la pierna herida (la cual estaba ya inmovilizada), le tomó el pulso para finalmente petrificarla. La leona gateó hasta la puerta y retiró el hechizo de contención que antes había colocado para abrir la puerta, al asomarse vio lo que ya sospechaba: todo estaba destruido.