-Otro más- repetía, cada vez a intervalos de tiempo más cortos, pidiendo uno, dos, tres tragos, sentado en la barra del bar muy dispuesto a continuar, acompañado con esa voz interna que repetía incesante haciéndose más intolerante en cada suspiro herido.
En un momento de lucidez entendí que en realidad no pasaba nada, no había perdido a nadie, solo era el estado de gracia tan efímero y exagerado el que me había secuestrado.
¿Qué es lo peor que podía pasar?, ¿no verla más?, en efecto quizá el destino me privaría de ella a quema ropa, pero no me mataría. ¡ESO!, ahora estaba en mis manos, el destino había hecho su parte.
Me encontraba decidido en descubrir el sobre misterioso de Luana. No tenía ningún tipo de identificación, pero si contenía algo
De pronto sonó implacable el celular. Tenía que contestar. Mucho después entendería la importancia de esa llamada que cambiaría el sentido de todo.
Era Val, preguntándome por los deberes de la universidad. Como era de esperarse notó en mi tono de voz algo inusual y como siempre, en estas circunstancias terminaba leyéndome. Ella muy insistente dijo que iría por mí y averiguar más de aquella chica que había puesto mi mundo de cabeza.
Decidí no abrir el sobre hasta que Val llegara.
La espera se hizo eterna, pero llegó. Hice una seña para que me hallara. Se acercó sonriente mirándome fijamente. A medida que se acercaba, la multitud se hacía nada y nos fundimos en un abrazo.
Le conté a detalle mi encuentro con Luana, sin omitir ni una ínfima gesticulación. En mi alocución intensa y afanosa en dibujar con palabras aquella chica de los ojos bonitos, había logrado conmover a esa mujer que me veía con una ternura que recién estaba descubriendo. Me había encantado.
Me quemaban las manos al sostener el sobre. -¿Debería abrirlo? - pregunté.
-No- dijo rotundamente. - Ahora tienes un motivo para buscarla y quedar bien con ella, si lo abres serás inoportuno y dejaras una mala impresión-
Tenía toda la razón del mundo. Pero mi coherencia mermada por la ansiedad buscaba otra salida. ¿Acaso planeaba devolver el sobre?, Luana jamás sospecharía que justamente yo sería el portador de la "misiva", tal vez ni se acordaría que me vio y probablemente era para su novio. De esa manera se lo hice saber, mientras ella esperaba responder con una mirada incisiva.
-Pero que sentido tiene, enamorarse de alguien que ya tiene comprometido sus sentimientos. ¿Acaso no te das cuenta que esa ilusión te podría sufrir? No sabes nada de esa chica.
Cada palabra suya fue un golpe de realidad que necesitaba. Tenía que actuar con astucia en mi acercamiento, no me importaba si su corazón perteneciera a otro, el destino me había presentado a la que era, al amor de mi vida.
Ese sobre era la oportunidad que la providencia me ofrecía para entrar en su mundo.
Sin pensarlo, en contra de mi voluntad racional, no resistí más. ¡Abrí el sobre!. Ya encontraría la manera de restaurarlo y entregarla como si nada hubiera pasado.
-¡Tonto que haces!- le oí decir arrebatándomelo en el acto.
-No me hagas esto por favor, quiero saberlo todo, quiero descubrir quién es y qué oculta-
-¿No te parece que exageras y te ahogas en un vaso de agua?, dime que ganas en ese plan desbordado-
-Lo sé, pero es más fuerte que yo. Pero mira, sucedió; tendré que cambiar de estrategia. Te propongo algo, veamos que hay en el sobre y te prometo que dejare de hablar de ella por el resto de esta noche-
La acorralé, tampoco había razones para que se negara a rajatabla, ya parecía sospechoso.
-Bueno, pero con dos condiciones, la primera, lo veré entes que tú y la segunda condición es que; vemos esto y me harás olvidar de Luana por esta noche- dijo rotundamente.
Definitivamente no me esperaba esa respuesta.
-¿Aceptas?-
En ese momento no entendí la magnitud de su propuesta, sin pensarlo tanto acepté, que otra opción tenía.
Vi cómo se alejó para que no hiciera trampa de anticiparme a verla, mis ojos seguían la acción de sus dedos que ingresaban al interior del sobre, en ese punto solo sentí el latir de mi corazón como un temblor perpetuo.
-Cierra los ojos, haces trampa- Arremetió tajante. En el acto obedecí.
El tiempo se hizo eterno en ese trance, habían pasado varios minutos que parecían horas.
De pronto oi azotar algo sobre la barra del bar, era señal de que había llegado el momento.
-Ya puedes ver, lo puse delate tuyo.
En ese momento no cabía de la dicha, por fin había llegado el momento de la verdad.
La primera imagen que grabé por siempre en mi memoria fue su rostro en una foto, era ella, era Luana, inmediatamente cogí la foto entre mis manos para contemplarla más de cerca, se veía tan linda, resaltaba sus ojos de miel. De pronto sentí los ojos de val sobre mí, intente disimular mi sonrisa que se dibujaba con mucho júbilo, quería gritar, pero me contuve.
-Ahora solo falta que cumplas la segunda condición, ok. - Dijo. Asentí con la cabeza.
Inmediatamente regresé la foto al sobre y la guarde en mi agenda negra sin hacer ningún comentario.
Esa noche después de un par de tragos, nos fuimos caminando por la ciudad. Val no trajo el coche, ella sabía que beberíamos. En esa instancia no podía dejar de sonreír de la felicidad, ¡tenía la foto de Luana!. Hasta había olvidado el pequeño detalle de mi habitación ocurrido por la mañana, de pronto ya me dejó de importar aquello, la impresión que me había dejado, seguramente todo tenía una explicación lógica, algo que yo no había visto. Todo seguiría igual, estaba seguro de eso.
-Hoy no quiero despedirme pronto- dije sin pensar, pero así lo sentía. Quería su compañía más que nunca, quería compartir mi felicidad con ella auque indirectamente y no quería llegar a casa. Ahora la razón era diferente.
Val volteó hacia mi insofacto. En ese instante el bombillo de alerta en mi mente comenzó a titilar. ¿A caso mal interpreto mis palabras? Replique al instante. -o sea la charlita esta buena- .
-Claro, entiendo. Pero no tienes por qué sonrojarte.
Me sonrojé más con su comentario y una sonrisa cómplice me daba la certeza de que estaríamos juntos.
Ella tenía la costumbre tomar mi brazo, ese día no era la excepción. También sabía que cuando ocultaba algo, se quedaba callada y le temblaban las manos. - ¿Pasa algo?- pregunté, mientras me detuve para que respondiera mirándome a los ojos.
-No, Nada- dijo insegura. -Sabes que si- increpé tomándole las manos que la delataban.
Además conocía la frecuencia de su voz cuando mentía y me puse muy insistente dejándole sin salida.
-Te lo diré, de todos modos lo sabrás muy pronto, supongo- musitó -pero promete tomarlo con calma-
-Lo prometo, cuenta con eso- respondí intrigado.
-CONOZCO A LUANA, ¡SÉ QUIÉN ES!- dijo Val.
(...)
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TITILO DE OJOS ©
RomanceEs la historia que muestra sutilezas del preludio de un amor desenfrenado