4. Euforia

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-¿Puedo quedarme?- alcance a decir, dirigiéndome al catedrático de turno intentando justificar mi presencia innecesaria (absurda), era lo primero que pude articular con voz dubitativa, cediendo al deseo inconsciente que me arrastraba hacia ella con cada pulso de su corazón y en un tono tajante dijo que NO, era la respuesta consciente que esperaba para poder marcharme del lugar y organizar mejor mis pensamientos y explicarme lo acontecido.

Es un impulso desconocido quien me llevó hasta ese lugar, sin dudar era una señal que cambiaría mi vida.

A penas di un paso fuera del salón, escuche el portazo en la espalda y camine de prisa en dirección a la salida principal del campus. Con cada paso de mis botas timberlad en el concreto, podía escuchar junto a la taquicardia de mi pecho un contrapunto rítmico que me alimentaba de euforia y no pude evitar sonreír. Me detuve a dos cuadras del parque zonal y me dispuse en una banqueta que estaba debajo de un inmenso árbol custodiandolo.

Era una tarde agradable sin mucho flujo de gente, perfecta para un tipo que disfrutaba más del silencio y las sutilezas de la expresión corpórea para la interpretación de las intenciones de los demás.

Y ahí estaba con los párpados plegados en un intento de controlar el impulso frenético de conectarme a sus ojos de miel.

(...)

TITILO DE OJOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora