De pronto escuché una voz en ecos que me desconcertó aún más, pues si no soñaba, alucinaba.
-Jano, di algo- oí decir. De pronto la multitud se materializó abruptamente.
Aun desorientado con intentos trémulos traté caer en la cuenta y en un acto instintivo como si me faltara el aliento, respire de nuevo su sonrisa en mi retina.
Supe en ese instante que todo había dejado de tener sentido, su mirada desarmaba cada una de mis barreras en un titilo.
Ella estaba a una distancia que mi miopía aun podía distinguir entre la multitud difuminada y mis ojos en una actitud persecutoria no daban tregua al estupor que fluía en todo mi cuerpo.
(...)
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TITILO DE OJOS ©
RomanceEs la historia que muestra sutilezas del preludio de un amor desenfrenado