23. Cinnamon

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Ya habían pasado unos cuantos días. El pequeño apartamento volvió a estar animado con Tae por ahí y Jungkook había estado bastante cariñoso conmigo.

Aún no procesaba que Jeon era el Rey actual.

—¿Seguro que no tienes hambre?—preguntó preocupado sentándose a mí lado en el pequeño despacho.

—Sí, estoy segura—dije con una sonrisa estúpida en el rostro mirando unos papeles.

Tenía que terminar de calcular las ganancias económicas debido al aumento de ciudadanos que alimentar y los gastos por los contratos alimenticios con el Reino de Gyem.

Él en ningún momento me dijo que me quería de la manera que lo quería yo, pero esa atención continúa me enamoraba todavía más.

—Llevas cinco horas sin probar bocado—dijo con un tono preocupado.

Me estaba derritiendo con esa mirada tan adorable. Suspiré y comencé a comer del plato de pasta que me había traído. Besó mi frente y se fue eufórico exigiendo dinero a Jimin, que al parecer había venido antes por lo mismo, para hacerme comer; apostaban hasta si yo comería o no.

La "guerra" había empezado hacía cinco días y por ahora llevábamos tres ciudades y los pueblos de alrededor; muy eficaces. Me acerqué a la cama donde estaba Jungkook con asuntos que debía arreglar como Rey. Me senté a su lado y este me miró con una sonrisa en el rostro y dejó los papeles en un lado.

—Quiero salir en la noche, ¿vendrías conmigo?

Asentí curiosa, normalmente iba solo a pasear en las noches y no pedía compañía; iba a reflexionar según me dijo.

—¿Por algo en especial?

—Puede ser—dijo dándome un golpe en la frente con los papeles—Te creció el cabello.

—Oh, es verdad; a ti también.

Casi tapaba sus ojos, su cabellera azabache había dejado de ser un casco y había evolucionado a una seta.

—Te queda bien—dijimos a la vez.

—Te dejo trabajar—dije levantándome de la cama—¿Terminaste los gastos? Necesito la cifra.

—Sí, ya te la traigo.

Después de darle mis cálculos fui con Jimin al salón. Este estaba organizando las hojas ya que estaban descolocadas. Me senté con él.

—¿En la noche?

Asentí, acababa de contarle lo que me había propuesto Jungkook.

—Declárate, no soporto veros tontear como adolescentes.

Empujé a mi posible mejor amigo y me acomodé de nuevo.

—Reikook, ¿queda bien?

Golpeé con el cojín su cabeza y sonreí ligeramente al escuchar sus quejas. Al menos eso no había cambiado, Jimin seguía estando para mí y gritándome por mis idioteces.

—¿Luego bailamos?

—Esta vez elijo yo el casete...te voy a enseñar mis pasos de Hip-hop.

—No puedo esperar a verlos—dije sonriendo.

Ya estaba oscureciendo, el día entero nos la pasamos ayudando a Jungkook con las normas y situaciones a seguir como Rey; las mismas que hizo su padre y nos salvó de que gobernara su madre. También estuve bailando con Jimin, tenía una gorra que no sabía que había traído del castillo con la que fingía ser un bailarín callejero; me reí mucho esa tarde. Volviendo al tema de las normas y procedimientos de Jungkook, obviamente sólo puso cosas obvias, puesto que el tema de herencia no podríamos tratarlo sin siquiera saber si habría de eso. Aunque a mí no me importaría engendrar al heredero.

Prince Jeon - JK Donde viven las historias. Descúbrelo ahora