Prince Jeon - JK

3. Jeon's Palace

Desperté con un montón de ruidos a mí alrededor; pasos por el pasillo, gritos, portazos, golpes en mi puerta...

Mi cabeza aún estaba dando vueltas y mi mente rememoraba el sueño que acababa de tener. Básicamente una pesadilla en la cual me casaba con un príncipe que me maltrataba y me encerraba en el castillo.

-Princesa ya están casi aquí, prepárase-dijo apresurada una sirvienta mientras salía con una de mis maletas.

¿Aquí? ¿Quién?

Me senté en mi cama aún procesando el alboroto que me rodeaba.

—Mierda, que vienen a por mí —murmuré al recordar por qué había tenido ese sueño y el porqué de la sirvientas corriendo con mis maletas.

Corrí al baño y me cambié: un jersey de rayas verdes y marrones claras y una falda negra. Me dejé el pelo suelto. Observé mi reflejo, como mi cabellera negra ondulada caía sobre mi pecho y mi espalda, luego me centré en mi rostro; tenía ojeras. Suspiré derrotada, no podía hacer nada para verme mejor. Bajé las escaleras esperando que me gritaran por mi vestimenta o mi rostro de persona que no había dormido en semanas.

-Buenos días princesa-dijo el Rey Jeon.

Todas mis hermanas y mi padre estaban allí; ya notaba como me juzgaban.

Hacía unos días estaba agobiada, odiaba la vida que me había tocado tener. No nací para ser de la realeza, pero debía adherirme a las consecuentes de serlo. Actualmente estaba aterrada, nunca lo había estado. Como ya dije, tuve que aceptar mi condición y buscar maneras de salir de la rutina de palacio, pero ahora no había forma de salir de ahí. Me tocaba aceptar mi futuro de una forma abrumadora.

Hice una leve reverencia y miré mis maletas que eran llevadas hacia fuera del palacio.

Odiaba mi casa. Me sentía despreciada y algo fuera de lugar por mis ideales para nada correspondientes a una princesa; pero ¿irme a otro lugar? ¿Qué debía hacer si el lugar donde me dirigía era peor?

-Ya me imagino porqué tiene la parte de modales algo baja...-dijo mirándome de arriba a abajo-¿De dónde saca esa ropa?

Me miré algo desconcertada, era de las rebajas de los puestos callejeros. A mí me parecían bastante bonito todo.

-Siempre me pregunté lo mismo-dijo Nara mirándome.

-Mi hijo también tiene ropa así que no sé de dónde sale-dijo el Rey riendo ligeramente.

Espera, ¿También vestía así?

-Bueno, como le decía, no hacía falta que viniera hasta aquí para llevarse a mi hija -dijo mi padre mirándome de reojo.

Sabía que no era su favorita pero un poco de respeto no hubiera estado mal.

-No se preocupe, vámonos-dijo comenzando a andar hacia fuera de palacio.

Miré a mis hermanas las cuales tenían el ceño fruncido y alguna incluso arrugaba el vestido de la fuerza con la que lo agarraban. Sonreí y me despedí con la mano agradecida de no tener que lidiar con ellas y aterrada a lo desconocido.

-Mi hijo es algo...distinto al que viste hace unas semanas-dijo suspirando.

-No hablé con él, si te soy sincera.

-Bueno, al menos no tendrá tanto choque cuando lo conozca...

Al parecer a alguien le gustaba aparentar algo que no era; no estaba mentalmente preparada para soportar a una Yumeko hombre.

-¿Es hijo único?-pregunté a unos pasos del gran coche que nos llevaría.

-Sí, pero tiene primos que viven en palacio también-dijo entrando conmigo a la parte de atrás de aquel enorme coche.