Capítulo 51

978 68 3
                                    

Cuando llegaron a la casa del padre de Sehun. Valeria se sorprendió al conocer en persona al hombre que tanto dolor y odio había causado en su interior.

No mostraba tener más de cincuenta años. Su cabello estaba cubierto ligeramente por unas pocas canas visibles. Su piel era blanca con algunas arrugas cerca de los ojos y boca.

Era idéntico a Sehun.

Claro, en versión anciano.

-Papá, ella es Valeria. Mi novia. - dijo Sehun tomando la mano de la chica posesivamente.

Valeria se había quedado muda por la repentina presentación de Sehun.

Había dicho la palabra, novia. ¿Novia? ¿Había dicho novia?

La palabra y el hecho de haberla escuchado salir de los labios de Sehun, hizo que su corazón diera un brinco y chocara con la caja toráxico.

Era magnífico escuchar esa palabra.

-Mucho gusto, Valeria Castillo. - se presentó ella haciendo una pequeña reverencia.

-Sung Tae. El gusto es mío, señorita.

-He venido a recoger a Gaeul, es tarde y mañana tiene que ir a la escuela.

-¿Por qué no se quedan a cenar? Estaría encantado de que me puedan acompañar en la comida.

-No lo creo papá. Valeria y yo ya hemos cenado y Gaeul no come en la noche.

-Sehun...

-Papá. No hoy, si quieres podemos regresar otro día. Hoy no.

-¿Por qué?

-Valeria, Gaeul y yo tenemos que ir antes a otro lugar.

-¿Qué lugar?

-Papá, basta de cuestionarme. ¿Donde está Gaeul? Iré a buscarla. Ya vuelvo, cielo.

Vio a Sehun perderse en el segundo piso de la casa.

Valeria dirigió su vista hacia el hombre que la miraba con los ojos entrecerrados.

No podía creer que estuviese en el mismo lugar con el hombre que mató a toda su familia.

-Dime Valeria... ¿De que país eres?

-Soy mexicana. ¿Por qué?

-Oh... hace muchos años conocí a una familia mexicana. Pero estoy seguro de que murieron en un accidente. ¿No has oído de ellos?

-No lo sé. Todos los días hay accidentes. ¿Cuál era el apellido de la familia?

-Félix. - dijo con simpleza.

-¿Qué pasó con ellos? - pregunto en voz baja.

-Es un tema muy extenso, y muy feo para que los oídos de una señorita escuchen.

-¿Entonces para que me lo preguntó?

-Sólo quería saber si habías oído sobre eso.

-Pues no. Quizás estuve muy chica.

-Si, quizás si. Valeria, espero que estés cuidando de mi hijo.

-Lo hago. Y creo que mucho mejor que sus padres.

-¡Niña...!

-¡Unnie!

-Es hora de irnos, cielo.

You should not have to loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora